El BIS alerta del impacto del precio del
petróleo para los países proveedores
Los bancos centrales creen que “La bajada puede afectar
desproporcionadamente a algunas regiones del mundo, posiblemente agravando las
vulnerabilidades interiores”
Los bancos centrales han encendido
la alarma por la caída del precio del
petróleo y el
fortalecimiento del dólar. La contracción del precio del crudo deja una ristra de ganadores,
como las aerolíneas, y perdedores, como los países productores, pero el Banco
de Pagos Internacionales (BIS, en sus siglas en inglés) ha puesto el acento en
estos últimos. “La bajada puede afectar desproporcionadamente a algunas
regiones del mundo, posiblemente agravando las vulnerabilidades interiores”,
apuntó el responsable del departamento económico y monetario, Claudio Borio, en
la presentación del último informe del organismo con sede en Basilea.
El coste del barril de petróleo en
dólares acumula un descenso del 40% desde el mes de junio, el tercero mayor en
el último medio siglo, solo superado por el desplome producido con la caída de
Lehman Brothers, en 2008, y después del colapso de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1985, debido al aumento de la oferta, por
una parte, y a la menor demanda por la ralentización económica de un gigante
como China.
Para el BIS, una suerte de
organismo coordinador de los grandes bancos centrales, los países proveedores
de materias primas “podrían afrontar retos duros”, especialmente aquellos que
han experimentado un boom crediticio e inmobiliario y que tienen una gran
dependencia de la financiación exterior denominada en dólares.
“Si el dólar, la moneda dominante,
continua su ascenso, podría crear desequilibrios de divisas y de financiación
al aumentar el peso de las deudas. El ajuste correspondiente de las condiciones
financieras solo podría empeorar una vez normalizados los tipos de interés en
EE UU”, apuntó el responsable del BIS. Los números que maneja el organismo
apuntan a que los créditos internacionales a economías emergentes ascendían a
3,1 billones de dólares a mediados de 2014, la mayoría en la divisa
estadounidense, que se ha apreciado a raíz de la mayor expansión monetaria
impulsada por el Banco de Japón y el Banco Central Europeo (BCE), lo que
deprecia el euro y el yen. Además, estas potencias tienen emitidos unos 2,6
billones en títulos de deuda, de los cuales tres cuartos están en dólares.
En este
escenario, el repunte de la volatilidad experimentada en los mercados
financieros a mediados de octubre ha preocupado considerablemente al llamado
banco central de los bancos centrales. El BIS llevado mucho tiempo alertando
sobre la escalada de los mercados y la toma de riesgos, pero en esta ocasión ya
ha destacado la “creciente fragilidad” que experimenta. “Este vaivén de
asunción y alejamiento de los riesgos sugiere que el boyante clima de los
mercados financieros es todavía bastante frágil”, según apunta el BIS en su
informe. Por ejemplo, las subidas y bajadas experimentadas por los bonos
estadounidenses intradía (dentro de un mismo día) fueron más bruscas incluso
que con la crisis surgida de la quiebra de Lehman.
Aun así, las estadísticas sacan a
la luz una normalización de la actividad bancaria: las entidades se prestan
entre sí. La actividad bancaria internacional creció entre abril y junio por
segundo trimestre consecutivo y los activos transfronterizos experimentaron su
primer incremento desde finales de 2011, con un aumento del 1,2%.
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