La Comisión Europea señala a Italia como el nuevo enfermo del euro
Bruselas saca a España del grupo de países con desequilibrios excesivos
El Ejecutivo comunitario mantiene en el furgón de cola a Italia, Eslovenia y Croacia
Rehn reclama a Alemania estímulos a la demanda e inversiones
CLAUDI PÉREZ Bruselas 5 MAR 2014 - 12:31 CET90
El enfermo más preocupante de Europa ya no es España: es Italia. La Comisión Europea ha presentado este mediodía su análisis sobre los desequilibrios macroeconómicos de la eurozona, en el que España sale del grupo de países con desajustes excesivos. Ese pelotón de rezagados está formado ahora por Italia, Eslovenia (que repite estatus por sus serios problemas en la banca) y Croacia (que acaba de entrar en la UE y tiene ya severas dificultades). Italia, la tercera economía del euro, recibe así un sobresaliente tirón de orejas: Roma debe resolver “sus elevados niveles de deuda pública y privada y su débil competitividad exterior”, resume el informe.
Las promesas de reformas nunca cumplidas por Mario Monti y Enrico Letta y el largo estancamiento de la economía italiana preocupan en Bruselas: la Comisión urge a Roma y a su nuevo primer ministro, Matteo Renzi, que ponga en marcha “medidas urgentes y decididas para reducir los riesgos” del elevadísimo endeudamiento público (en torno al 130% del PIB) y del escaso incremento de productividad, “para reducir el riesgo de efectos adversos sobre la economía italiana y de la zona del euro”. Renzi, que ha elegido Túnez como primer destino tras desbancar a Letta, se ha marcado como prioridad una reforma electoral, y pretende dejar las reformas económicas para más adelante. Pero ya siente la presión de Bruselas.
En Francia e Italia reclama, básicamente, reformas y consolidación fiscal. Pero ojo, ni siquiera Alemania está haciendo los deberes. Bruselas vuelve a insistir con Alemania, que repite dentro del grupo de países con desequilibrios a pesar de que está viviendo una crisis de lo más dulce: Berlín “debe fortalecer su demanda doméstica y las perspectivas de crecimiento a medio plazo”, según la recomendación de Bruselas, que ya levantó ampollas en Alemania hace unos meses cuando señaló que su excesivo superávit comercial (por encima del 6% del PIB) es un problema mayúsculo para el reajuste de la economía europea.La eurozona está saliendo lentamente de la crisis. Eurostat acaba de anunciar que el PIB del euro cayó el 0,5% el año pasado, una décima más de lo previsto por los augures de la Comisión hace solo 10 días. La salida del túnel es tan lenta y está tan amenazada que casi todo el informe de la Comisión está trufado de una larga retahíla de riesgos, variados como los colores de una verdulería. La banca, las tensiones desinflacionistas, la altísima deuda, los niveles alarmantes de paro, la dificultad para soltar lastre: hay multitud de factores que pueden descarrilar el tren de la recuperación. Empezando por los cuatro grandes países. Bruselas le pide a España le pide nuevos esfuerzos fiscales y la enésima reforma laboral.
Alemania ha dado tímidos pasos tras las elecciones y la gran coalición liderada por Angela Merkel. Bruselas le pone deberes a la todopoderosa canciller: el elevado superávit va en detrimento de la demanda interna y de la capacidad inversora, algo que a medio y largo plazo puede traer problemas. La Comisión ve a Alemania “crecientemente dependiente de la demanda externa”, critica “los bajos niveles de inversión” —que están a la cola de Europa— y asegura que el exiguo aumento del consumo privado “contribuye a las modestas perspectivas de crecimiento” alemanas. Siempre con guante de seda, la Comisión —que subraya que no es tan dañino el superávit como el déficit comercial— reclama a Berlín medidas para estimular la demanda interna: en una palabra, inversiones, algo que puede sonar a anatema en un país obsesionado con conseguir superávits fiscales.
Pero Italia es, definitivamente, la nueva frontera de los problemas en Europa, como en su día lo fue España y su rescate a la banca. Bruselas advierte y reprende a Italia una y otra vez en el informe sobre desequilibrios macroeconómicos. Con la dureza que solía reservar para España, la Comisión lanza un duro aviso al nuevo Gobierno de Matteo Renzi: “Italia tiene que abordar con urgencia los problemas derivados del alto nivel de deuda pública y la débil competitividad externa”.
“La elevada deuda pública supone una pesada carga para la economía, en particular en el contexto de un crecimiento crónicamente débil y una inflación contenida. El desafío es alcanzar y mantener muy altos superávits primarios —por encima de los promedios históricos— y un fuerte crecimiento del PIB durante un período prolongado, para reducir la ratio entre la deuda y el PIB”, según el informe. El equipo del vicepresidente Olli Rehn anticipa que espera reformas y recortes tan pronto como este año: “El ajuste estructural en 2014 es insuficiente, dada la necesidad de reducir la gran proporción de deuda pública a un ritmo adecuado”.
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