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Rajoy niega que el rescate de la banca imponga condiciones a la economía
El presidente evita el triunfalismo y asegura que los acuerdos de la cumbre de la UE han fortalecido al euro
Mariano Rajoy ha aprendido la lección. Tras el Consejo Europeo en el
que ha cosechado su mayor éxito internacional hasta ahora, el presidente
español se ha mostrado más cauto que nunca. Si el 10 de junio, después
de que el Eurogrupo aprobase el rescate de la banca española, alardeó de haber presionado a sus socios, hoy ha negado la existencia de presiones, a pesar de que junto al primer ministro italiano, Mario Monti, bloqueó el jueves por la tarde
la aprobación del plan de crecimiento por valor de 120.000 millones
hasta que se aprobase la estabilización de los mercados financieros.
Rajoy tiene buenas razones para ser prudente. Sus anteriores gestos de prepotencia irritaron a sus socios
y, además, aún quedan demasiados cabos por atar antes de cantar
victoria. Pese a que el presidente del Gobierno español se empeñó en
repetir que no habrá condiciones estrictas sobre el acuerdo obtenido
este jueves, tanto el presidente del BCE, Mario Draghi, como los
presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso y del
Consejo Europeo, Hermann Van Rompuy, reiteraron en sendos discursos que
las habrá.
Por eso, en la rueda de prensa que ha ofrecido al término de la cumbre europea, Rajoy ha insistido en que se trata de un triunfo europeo, más que español. “El Consejo ha lanzado una señal política inequívoca”, ha dicho, negándose a entrar en detalles, con el argumento de que “lo más importante es que el acuerdo refuerza la posición del euro, que hoy es más fuerte y creíble que ayer, lo demás son asuntos menores”.
Pero no se trata de asuntos irrelevantes. El presidente ha asegurado que en el acuerdo de recapitalización de la banca española, actualmente en negociación, “no hay condiciones macroeconómicas”, que afecten al conjunto de la economía. Sin embargo, en el texto pactado la pasada madrugada por los líderes de los 17 países del euro se dice que la ayuda al sector financiero, por importe de hasta 100.000 millones, incluirá “la condicionalidad adecuada”, a nivel de cada entidad, de cada sector “o a escala de toda la economía”. Tanto el presidente del Banco Central Europeo (BCE) como la canciller alemana, Angela Merkel, han insistido en la importancia de que se cumplan estas condiciones.
Una vez que el BCE asuma la condición de supervisor único del sistema bancario europeo, el rescate de la banca española pasará del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y, en ese momento, ya no será necesario que el Estado español, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), intervenga como intermediario y avalista, rompiéndose así el círculo vicioso que vincula la deuda pública con la de los bancos. Rajoy ha dado por sentado que este cambio se producirá antes de acabe el año, pero el acuerdo del Eurogrupo solo dice que el Consejo Europeo lo estudiará en ese plazo, sin aventurar fecha alguna para su puesta en marcha. Lo que sí ha quedado claro es que el MEDE no tendrá la condición de acreedor prioritario, un requisito que había espantado a posibles inversores, ya que los relegaba a la hora de cobrar sus deudas.
Aunque el acuerdo permite utilizar “de manera flexible y eficiente” los dos fondos de rescate europeos –el provisional y el definitivo— para estabilizar los mercados financieros, mediante la compra de deuda española e italiana para frenar la escalada en su prima de riesgo, Rajoy ha descartado recurrir a este instrumento. “No nos planteamos nada en este sentido”, ha asegurado. Lo cierto es que es en este capítulo donde ha tenido su mayor revés. El presidente español apoyaba la propuesta del primer ministro italiano para que el fondo interviniese en el mercado secundario de la deuda cada vez que la prima de riesgo superase determinado nivel, sin que ello llevase aparejadas condiciones macroeconómicas. El acuerdo, sin embargo, subordina la intervención del fondo al cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Europea y de los compromisos asumidos por cada país y señala que estos requisitos deberán reflejarse en un Memorándum de Entendimiento, lo que supone un plan de rescate en toda regla.
Quizá por eso, Rajoy ni siquiera ha querido aventurar que el acuerdo del Consejo Europeo vaya a aliviar la presión sobre la deuda española, que esta mañana ha empezado relajándose para volver a situarse luego en el umbral de los 500 puntos. “A mí lo que preocupa ahora es intentar hacer las cosas bien”, ha respondido.
Aunque niegue que haya exigencias macroeconómicas, Rajoy ha dejado claro que el Gobierno seguirá adelante con su programa de consolidación fiscal, saneamiento de las cuentas públicas y reformas estructurales. Y ello no solo por “los compromisos asumidos con los socios” europeos, sino también porque responde a “convicciones profundas”. Rajoy ni siquiera ha querido descartar que antes de vacaciones se apruebe una a subida del IVA, en línea con la reclamada por la Comisión Europea. “Si tomamos alguna decisión, no se preocupe que se enterará usted”, ha respondido con ironía.
Por eso, en la rueda de prensa que ha ofrecido al término de la cumbre europea, Rajoy ha insistido en que se trata de un triunfo europeo, más que español. “El Consejo ha lanzado una señal política inequívoca”, ha dicho, negándose a entrar en detalles, con el argumento de que “lo más importante es que el acuerdo refuerza la posición del euro, que hoy es más fuerte y creíble que ayer, lo demás son asuntos menores”.
Pero no se trata de asuntos irrelevantes. El presidente ha asegurado que en el acuerdo de recapitalización de la banca española, actualmente en negociación, “no hay condiciones macroeconómicas”, que afecten al conjunto de la economía. Sin embargo, en el texto pactado la pasada madrugada por los líderes de los 17 países del euro se dice que la ayuda al sector financiero, por importe de hasta 100.000 millones, incluirá “la condicionalidad adecuada”, a nivel de cada entidad, de cada sector “o a escala de toda la economía”. Tanto el presidente del Banco Central Europeo (BCE) como la canciller alemana, Angela Merkel, han insistido en la importancia de que se cumplan estas condiciones.
Una vez que el BCE asuma la condición de supervisor único del sistema bancario europeo, el rescate de la banca española pasará del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y, en ese momento, ya no será necesario que el Estado español, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), intervenga como intermediario y avalista, rompiéndose así el círculo vicioso que vincula la deuda pública con la de los bancos. Rajoy ha dado por sentado que este cambio se producirá antes de acabe el año, pero el acuerdo del Eurogrupo solo dice que el Consejo Europeo lo estudiará en ese plazo, sin aventurar fecha alguna para su puesta en marcha. Lo que sí ha quedado claro es que el MEDE no tendrá la condición de acreedor prioritario, un requisito que había espantado a posibles inversores, ya que los relegaba a la hora de cobrar sus deudas.
Aunque el acuerdo permite utilizar “de manera flexible y eficiente” los dos fondos de rescate europeos –el provisional y el definitivo— para estabilizar los mercados financieros, mediante la compra de deuda española e italiana para frenar la escalada en su prima de riesgo, Rajoy ha descartado recurrir a este instrumento. “No nos planteamos nada en este sentido”, ha asegurado. Lo cierto es que es en este capítulo donde ha tenido su mayor revés. El presidente español apoyaba la propuesta del primer ministro italiano para que el fondo interviniese en el mercado secundario de la deuda cada vez que la prima de riesgo superase determinado nivel, sin que ello llevase aparejadas condiciones macroeconómicas. El acuerdo, sin embargo, subordina la intervención del fondo al cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Europea y de los compromisos asumidos por cada país y señala que estos requisitos deberán reflejarse en un Memorándum de Entendimiento, lo que supone un plan de rescate en toda regla.
Quizá por eso, Rajoy ni siquiera ha querido aventurar que el acuerdo del Consejo Europeo vaya a aliviar la presión sobre la deuda española, que esta mañana ha empezado relajándose para volver a situarse luego en el umbral de los 500 puntos. “A mí lo que preocupa ahora es intentar hacer las cosas bien”, ha respondido.
Aunque niegue que haya exigencias macroeconómicas, Rajoy ha dejado claro que el Gobierno seguirá adelante con su programa de consolidación fiscal, saneamiento de las cuentas públicas y reformas estructurales. Y ello no solo por “los compromisos asumidos con los socios” europeos, sino también porque responde a “convicciones profundas”. Rajoy ni siquiera ha querido descartar que antes de vacaciones se apruebe una a subida del IVA, en línea con la reclamada por la Comisión Europea. “Si tomamos alguna decisión, no se preocupe que se enterará usted”, ha respondido con ironía.
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