jeudi 19 avril 2012

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La Bolsa pierde los 7.000 puntos y amenaza con caer a niveles de 2003

El Ibex prolonga las fuertes caídas y cierra con un descenso del 2,42%, hasta los 6.908 puntos

Se queda muy cerca de los mínimos de 2009, su peor nivel desde el inicio de la crisis en 2008

La presión contra España también hace subir la prima de riesgo hasta superar los 420 puntos


Penal de la Bolsa de Madrid / Sergio Barrenechea (EFE)


La Bolsa española ha perdido hoy la cota de los 7.000 puntos, algo que no pasaba desde marzo de 2009, ante el correctivo que acumula el sector financiero en las últimas semanas y el contagio de las dudas al conjunto del selectivo. Por culpa de la avalancha de ventas, que ha ido cogiendo velocidad a medida que avanzaba la sesión hasta encender las señales de alarma entre los inversores al final del día, el principal parqué de España ha cerrado con otra fuerte caída y amenaza con recular hasta a su peor nivel desde 2003.

Las incertidumbres sobre España, sobre su sistema financiero y, en general, sobre las dificultades para dejar atrás la crisis del euro han dejado al Ibex 35 en los 6.908 puntos. En marzo de 2009, durante lo que hasta ahora estaba considerada como la peor fase de toda la crisis —y no solo de la actual de deuda de la eurozona, si no de la que empezó con la caída de Lehman Brothers en 2008—, el selectivo llegó a bajar a 6.817 enteros.

Por eso, si continúa con el batacazo durante los próximos días, podría destrozar estos mínimos y caer a niveles desconocidos desde finales de 2003, cuando a su tran tran la Bolsa ponía tierra de por medio con la crisis de 2001. Años después, en 2007, pugnaba por hacer de los 16.000 su territorio. Pero esos días de boom del ladrillo y aparente riqueza se han volatilizado como el dinero fácil que los sustentaron.

Por nombres propios, las caídas del Ibex han estado lideradas por Repsol, con un recorte del 4,5% hasta los 14,75%. La petrolera se ha sumado al grupo de los bancos bajo castigo tras la expropiación de YPF en Argentino. Algunos valores, asimismo, han llegado a caer por debajo de sus peores niveles de 2009, como Iberdrola (3,52 euros por acción) tras la desinversión de ACS, que se dejaba a su vez un 3,71%. (Consulta aquí el conjunto de valores del Ibex).


Mención especial merece Inditex, que ha puesto el punto positivo y ha llegado a subir con la intensidad suficiente como para superar en capitalización bursátil al Santander durante unos minutos. Con ello, se ha aupado como la segunda compañía del Ibex por detrás de Telefónica, aunque por la tarde se ha unido a la mayoría de valores en el terreno de las pérdidas.

En el resto de Europa, los descensos eran del 2% para Milán, del 2,05% para París o del 0,90% para Fráncfort, mientras Londres se desmarcaba del resto al cotizar en tablas. Al cierre en Europa, Wall Street ha bajado un 0,22%. En los mercados de divisas, el euro ha cedido posiciones frente al dólar y se ha llegado a intercambiar por debajo de las 1,30 unidades del billete verde, aunque luego se ha recuperado y el BCE ha fijado su cotización en 1,31.

Evolución de la rentabilidad del bono francés a 10 años.

Aunque la sesión había empezado con ganas de rebote tras el batacazo de ayer, cuando el Ibex registró la mayor caída en lo que va de año al dejarse un 4%, la subasta del Tesoro, primero, y el pesimismo que llegaba del resto de Europa, después, han acabado por acelerar las caídas. El factor que ha acabado por decantar a los índices del Viejo Continente por los números rojos ha sido el rumor —de origen más que difuso y que, obviamente, no está confirmado— de que Francia podría volver a sufrir la tijera de las agencias de calificación. Esto, ante el modo crisis en el que viven hoy por hoy los inversores y la extrema volatilidad que atraviesan los mercados, ha disparado las ventas. "Lo más inquietante en este mercado es la volatilidad. La fuerte volatilidad intradiaria, más limitada en los mercados centrales, pero brutal en los periféricos", ha destacado José Luis Martínez Campuzano.

En la deuda, el cambio de tono también se ha traducido en un mayor repunte de la presión contra España, Italia y Francia, que coincidiendo con la campaña electoral se está trasladando a su vez hacia el foco de las dudas de los inversores. Fruto de ello, el interés exigido a los bonos de España a 10 años ha vuelto a superar el 5,9%, mientras el de Italia se iba sobre el 5,5%. La gráfica que recoge la evolución diaria del francés, por su parte, ha marcado un perfecto puerto de montaña y ha escalado hasta el 3,1%.

Frente a estas rentabilidades, los inversores han reclamado un exiguo 1,69% para comprar la deuda alemana a 10 años. Ayer, al Tesoro de la locomotora europea le bastó con comprometer un interés del 0,14% para colocar 4.200 millones en bonos a dos años.

Ante esta disparidad de intereses, la prima de riesgo de España, que es el sobrecoste exigido a los bonos españoles a 10 años frente a los alemanes, ha subido de los 420 puntos básicos cuando ayer acabó el día en 410. Para Italia, el ascenso ha sido de 15, hasta los 390, mientras que el diferencial entre Francia y Alemania se iba a los 140, 14 más.

La subasta del Tesoro, que ha coincidido con otra de Francia, se ha saldado con un resultado relativamente positivo con la que está cayendo, aunque ha sentado mal en la Bolsa. Así, ha captado el objetivo máximo con 2.500 millones a dos y 10 años con una buena demanda y un aumento mínimo de los intereses. "Los mercados no están siendo objetivos y buscan cualquier excusa para atacar todo lo que tenga que ver con España, por muy rebuscado que sea el motivo", ha explicado desde IG Markets Soledad Pellón, que apunta a que el hecho de que sea la banca española la que esté cubriendo la mayor parte de las emisiones es vista como un factor más de preocupación. La calve, que aumenta su exposición al riesgo país.

"De hecho, un informe de JP Morgan apuntaba que los bancos españoles conservan aún cerca de 90.000 millones de euros del programa LTRO del Banco Central Europeo —la barra libre con la que inyectó un billón de euros—, lo que les daría incluso la posibilidad de cubrir todo lo que le queda al Estado por emitir en lo que queda de año. No es entonces un problema de liquidez, sino principalmente de confianza", ha añadido.

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