Merkel da un giro al apostar por una “agenda del crecimiento” para la UE
Hollande está convencido de que la canciller “se mueve y se moverá más”
Juan Gómez /
Miguel Mora
Berlín
/
París
29 ABR 2012 - 00:09 CET28
La canciller alemana, Angela Merkel, ha anunciado una “agenda de
crecimiento” para Europa solo un día después de declarar “innegociable”
el Pacto Fiscal firmado por 25 líderes europeos en marzo. Merkel se
mueve así hacia las posiciones del candidato socialista francés,
François Hollande, a quien las encuestas dan como ganador de las
presidenciales francesas el próximo día 6. La líder democristiana (CDU)
tiende también la mano a los socialdemócratas alemanes del SPD, a los
que tiene que hacer concesiones para poder sacar adelante el Pacto
Fiscal y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en el Parlamento
(Bundestag). Le hace falta una mayoría parlamentaria de dos tercios.
Merkel llevará sus nuevas propuestas de crecimiento a la cumbre europea
de junio.
En una entrevista publicada por el diario Leipziger Volkszeitung, la jefa del Gobierno alemán se dice abierta a potenciar el papel del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en la lucha contra la crisis. Es una de las medidas propuestas por el socialista Hollande si gana las elecciones francesas. Merkel también está de acuerdo con él en agilizar los trámites para que los fondos estructurales de la Unión Europea se empleen en impulsar el crecimiento. Tanto el SPD como el socialista Hollande piden la introducción de un impuesto a las transacciones financieras en Europa. La coalición de centro-derecha que preside Merkel aún no se ha puesto de acuerdo en los detalles, pero la canciller ha dado repetidas señales de que acepta la idea.
Merkel insiste, sin embargo, en que el texto del Pacto Fiscal no debe volver a negociarse porque “ya ha sido ratificado por Grecia y Portugal y [el texto actual] está sujeto a un referendo convocado en Irlanda a finales de mayo”. La canciller esquiva las críticas asegurando que su política para superar la crisis “se asienta sobre dos columnas”: la consolidación y el crecimiento. Sus cada vez más numerosos críticos europeos le acusan de primar la austeridad y olvidarse del resto. Ella rechaza “nuevos programas públicos” para potenciar la economía, porque suponen un “crecimiento a crédito”.
La economía alemana está capeando bien la crisis de la deuda. La tasa de paro sigue alrededor del 7% y, por ahora, se ha evitado caer en la recesión.
No ha tardado en reaccionar el candidato a la presidencia francesa. Hollande se mostró ayer convencido de que Merkel “se mueve y se moverá más”, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, que tendrán lugar el 6 de mayo. “No sé si voy a ganar las elecciones”, declaró en Radio J, pero la canciller alemana y otros dirigentes europeos ya han considerado esta victoria “como una hipótesis bastante seria para modificar desde ya los calendarios y el mismo contenido de la agenda europea”.
En contraste, el semanario The Economist insiste y cinco años después vuelve a pedir el voto para Nicolas Sarkozy. Los gurús del liberalismo británico reconocen que su balance reformista ha sido mediocre, pero creen que Hollande es “muy peligroso para Francia y para Europa porque quiere mantener a toda costa el Estado social más caro del continente”, que cuesta el 56% del PIB. Hollande, afirma la revista, no tendrá las agallas necesarias para emprender las reformas que necesita Francia. Las mismas reformas, huelga decirlo, que Sarkozy tampoco hizo mientras estuvo en el poder.
El candidato socialista encara el último tramo de la campaña iniciada en 2010 más convencido que nunca de su victoria. “Se dan todas las condiciones para que ganemos. El debate será áspero, pero estoy preparado”, dijo en una entrevista a Le Parisien, quizá tratando de calmar a quienes creen que Sarkozy se lo comerá con patatas en el cara a cara.
En solo unas semanas, Hollande ha pasado de ser Flanby (flan de sobre) a ser un peligro para Europa, y muchos de los que le subestimaban han ido dando marcha atrás. Se dijo que vencería por eliminación de un adversario muy impopular, pero desde que ganó la primera vuelta la percepción ha cambiado, y hoy toda Europa lo ve como el político que se atrevió a decirle a Merkel que “con la austeridad a perpetuidad no basta”, y que es urgente cambiar la política de la UE para volver a crecer y a crear empleo. Las cosas han cambiado tanto que hoy Merkozy parece haber pasado a los anales antes de que los votantes certifiquen su muerte clínica. A su modo prusiano, Merkel y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se han puesto a pensar en el pacto por el crecimiento promovido por Hollande, y este extraño diálogo a distancia ha dejado a Sarkozy en palmario fuera de juego.
En una entrevista publicada por el diario Leipziger Volkszeitung, la jefa del Gobierno alemán se dice abierta a potenciar el papel del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en la lucha contra la crisis. Es una de las medidas propuestas por el socialista Hollande si gana las elecciones francesas. Merkel también está de acuerdo con él en agilizar los trámites para que los fondos estructurales de la Unión Europea se empleen en impulsar el crecimiento. Tanto el SPD como el socialista Hollande piden la introducción de un impuesto a las transacciones financieras en Europa. La coalición de centro-derecha que preside Merkel aún no se ha puesto de acuerdo en los detalles, pero la canciller ha dado repetidas señales de que acepta la idea.
Merkel insiste, sin embargo, en que el texto del Pacto Fiscal no debe volver a negociarse porque “ya ha sido ratificado por Grecia y Portugal y [el texto actual] está sujeto a un referendo convocado en Irlanda a finales de mayo”. La canciller esquiva las críticas asegurando que su política para superar la crisis “se asienta sobre dos columnas”: la consolidación y el crecimiento. Sus cada vez más numerosos críticos europeos le acusan de primar la austeridad y olvidarse del resto. Ella rechaza “nuevos programas públicos” para potenciar la economía, porque suponen un “crecimiento a crédito”.
La economía alemana está capeando bien la crisis de la deuda. La tasa de paro sigue alrededor del 7% y, por ahora, se ha evitado caer en la recesión.
No ha tardado en reaccionar el candidato a la presidencia francesa. Hollande se mostró ayer convencido de que Merkel “se mueve y se moverá más”, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, que tendrán lugar el 6 de mayo. “No sé si voy a ganar las elecciones”, declaró en Radio J, pero la canciller alemana y otros dirigentes europeos ya han considerado esta victoria “como una hipótesis bastante seria para modificar desde ya los calendarios y el mismo contenido de la agenda europea”.
En contraste, el semanario The Economist insiste y cinco años después vuelve a pedir el voto para Nicolas Sarkozy. Los gurús del liberalismo británico reconocen que su balance reformista ha sido mediocre, pero creen que Hollande es “muy peligroso para Francia y para Europa porque quiere mantener a toda costa el Estado social más caro del continente”, que cuesta el 56% del PIB. Hollande, afirma la revista, no tendrá las agallas necesarias para emprender las reformas que necesita Francia. Las mismas reformas, huelga decirlo, que Sarkozy tampoco hizo mientras estuvo en el poder.
El candidato socialista encara el último tramo de la campaña iniciada en 2010 más convencido que nunca de su victoria. “Se dan todas las condiciones para que ganemos. El debate será áspero, pero estoy preparado”, dijo en una entrevista a Le Parisien, quizá tratando de calmar a quienes creen que Sarkozy se lo comerá con patatas en el cara a cara.
En solo unas semanas, Hollande ha pasado de ser Flanby (flan de sobre) a ser un peligro para Europa, y muchos de los que le subestimaban han ido dando marcha atrás. Se dijo que vencería por eliminación de un adversario muy impopular, pero desde que ganó la primera vuelta la percepción ha cambiado, y hoy toda Europa lo ve como el político que se atrevió a decirle a Merkel que “con la austeridad a perpetuidad no basta”, y que es urgente cambiar la política de la UE para volver a crecer y a crear empleo. Las cosas han cambiado tanto que hoy Merkozy parece haber pasado a los anales antes de que los votantes certifiquen su muerte clínica. A su modo prusiano, Merkel y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se han puesto a pensar en el pacto por el crecimiento promovido por Hollande, y este extraño diálogo a distancia ha dejado a Sarkozy en palmario fuera de juego.
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