El BCE asegura que actuará si la inflación continúa a la baja y agrava su deterioro
Draghi mantiene los tipos de interés pese a la baja inflación y el estancamiento económico
JUAN GÓMEZ Berlín 9 ENE 2014 - 14:32 CET
Si algo ha sorprendido este jueves fue la absoluta falta de sorpresas al dejar el Banco Central Europeo (BCE) los tipos de interés en su mínimo histórico del 0,25%. Todo sigue igual en la torre del euro pese a los raquíticos niveles de inflación y a que su presidente, Mario Draghi, sigue detectando “riesgos” para la “frágil recuperación económica”. Durante su rueda de prensa mensual en Fráncfort, el italiano ha advertido de que él “tendría mucho cuidado al hablar de un triunfo sobre la crisis” de los últimos años. Las tasas de paro siguen desbocadas en amplias regiones europeas y el crecimiento es precario, de modo que “cantar victoria sería muy prematuro”. Además, ha asegurado que está listo para actuar si la inflación agrava su deterioro.
La recuperación, dijo Draghi, está siendo “débil y muy modesta”. Pese a esta deriva renqueante, solo expresó un compromiso de usar “todos los medios al alcance” del BCE, que dijo “preparado para actuar de nuevo cuando se necesite”. No aclaró qué medios son esos, pero cabe recordar las medidas aplicadas desde que empezó la crisis hace más de cinco año: reiterados recortes de tipos, inyecciones masivas de dinero barato en el sector financiero y compra limitada de deuda soberana de los países socios en los mercados secundarios. Si fracasara una nueva ración de estas medicinas, el BCE podría meterse en terrenos verdaderamente inexplorados, en la estela de la Reserva Federal estadounidense.
El jueves, Draghi defendió las políticas que ha aplicado al frente del BCE para combatir la crisis de la deuda europea. Recordó que se han demostrado injustificados los miedos alemanes a la inflación como consecuencia de las medidas de abaratamiento del dinero y de las reiteradas inyecciones de liquidez.
Previsión de tipos bajosLas críticas vinieron, esta vez, de los que temen las consecuencias de la bajísima tasa de inflación interanual, que está muy lejos del “algo menos del 2%” considerado ideal por el BCE. Admitió Draghi que la institución que preside “tiene el mandato de asegurar la estabilidad de los precios en ambas direcciones”. Pero a medio plazo, sostuvo, la expectativas de inflación “están sólidamente fijadas” en ese casi 2%. Explicó que sus economistas no ven “riesgo de deflación”, aunque admitió que “una inflación muy baja por un periodo largo acarrea riesgos ante los que hay que permanecer alerta”.
Sugirió Draghi, además, que el BCE mantendrá los tipos en su mínimo histórico por un período prolongado de tiempo, aunque descartó “entrar en especulaciones absurdas” sobre posibles nuevas medidas que podrían anunciarse el mes que viene. Para apaciguar a sus críticos alemanes, Draghi repitió que “cualquier medida será conforme a los Tratados europeos”. Una posibilidad que se baraja desde hace meses es cobrar a los bancos privados por aparcar dinero en los depósitos del BCE. Hace tiempo que la banca no percibe intereses por esos depósitos. Según sus defensores, la introducción de unos intereses negativos podría alentar el crédito de los bancos a las empresas y a los particulares, anquilosado en las zonas más afectadas por la crisis.
La economía de la Eurozona sólo creció un 0,1% en el tercer trimestre de 2013. El paro se mantuvo en una media del 12,1% y la inflación solo llegó al 0,8%, a años luz de los escenarios de hiperinflación propagados desde hace dos años por la prensa conservadora alemana ante cada medida expansiva del BCE.
Quizá el momento más curioso de su rueda de prensa fue cuando le preguntaron si “el BCE puede quedarse sin dinero”. Draghi rió, dejando durante un momento la monotonía de su más que rutinaria rueda de prensa: “Técnicamente, no”.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire