Los bancos centrales de los países emergentes se movilizan ante la crisis
Brasil llama a los ajustes tras liderar la caída de las monedas con una devaluación del real
Las Bolsas viven otra jornada de pérdidas generalizadas
Una versión turca del “Haremos lo que sea necesario para salvar el euro”, que, pronunciada por el presidente del BCE, Mario Draghi, sirvió para calmar los mercados en Europa, hizo lo propio para contener la caída de la lira turca, en una nueva jornada de turbulencias de los mercados de divisas emergentes y un fuerte eco en las Bolsas de todo el mundo. El Banco de Turquía, el país que, junto con Argentina, más sacudida ha visto la cotización de su moneda en los últimos días, convocó una reunión de urgencia para este martes con el fin de analizar la situación. En un comunicado aseguró que tomaría “las medidas necesarias para atajar la estabilidad de los precios”.
Interpretado por los mercados como una posible subida de tipos de interés, la cotización de la lira turca frenó su caída y acabó logrando una subida del 1,89% frente al dólar respecto a la jornada del viernes, mientras que el peso chileno y el mexicano remontaron un 0,16% y un 0,14%, respectivamente. El peso argentino, que ha vivido su mayor crisis desde el corralito con un desplome del 13% desde el pasado miércoles, logró estabilizarse con un leve retroceso del 0,06%. El real brasileño se dejó un 0,84%. Precisamente unas declaraciones del gobernador del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, a Financial Times, también abonaron la idea de que vienen tiempos de dinero más caro, lo que ayuda a sostener las monedas. Tras una depreciación del 15% del real brasileño en 2013, dijo: “La respuesta ha sido muy clásica, políticas restrictivas y uso de las reservas como colchón. Otras regiones deberán hacer lo propio... algunas pueden ser reticentes”.
Pese a la moderación de la volatilidad de las divisas, las grandes Bolsas europeas no pudieron evitar otra jornada con pérdidas. También Wall Street abrió en números rojos. Madrid bajó un 1,12%, un descenso superado por Londres, que se contrajo un 1,70%, mientras que fueron menores las bajadas de Milán (0,44%), Fráncfort (0,46%) y París (0,41%).
La convulsión de la divisa del país latinoamericano y el contagio que ha supuesto para el resto de los emergentes ha puesto sobre la mesa un problema global: las potencias en desarrollo se duelen de su ralentización y de la pérdida de capitales extranjeros, en un momento en el que la Reserva Federal (Fed) estadounidense está empezado a reducir sus inyecciones monetarias masivas.España nunca sale indemne de las turbulencias argentinas. Las grandes compañías del Ibex 35 (Santander, BBVA, Telefónica...) tienen inversiones en el país y sus resultados en ese mercado pueden verse muy castigados por el desplome de la moneda local.
Es a partir de mayo pasado cuando empiezan las primeras sacudidas financieras por el simple aviso de la Fed de que empezaba a replegar velas de unos estímulos monetarios que habían estado desviando flujos de capitales de la vieja y enredada Europa a las potencias en desarrollo. Pero precisamente Argentina tampoco ha sido un máximo exponente de recepción de esos fondos internacionales durante la expansión monetaria.Para Juan Ignacio Crespo, analista financiero, hay otros problemas de fondo. “Estamos en el segundo episodio agudo de una crisis que empezó en mayo de 2013. La causa lejana es que el precio de las materias primas ha caído alrededor de un 20% desde abril de 2011, y eso es letal para los países emergentes”.
José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi, pone el acento en la dependencia de los emergentes con relación a China y su ralentización. Campuzano advierte del temor “al impacto económico en caso de un tensionamiento de los mercados de crédito, cuando el sector privado chino acumula ya una deuda estimada en el 185% del PIB”. Y, además, un mar de fondo en el ánimo de los inversores en este último capítulo de la interminable crisis: “En el fondo, los inversores han aprendido a discriminar, pese a que de forma reciente las caídas generalizadas en mercados emergentes han coincidido con la toma de beneficios en los mercados desarrollados”, apunta.
La crisis disparada por Argentina se coló en la agenda de la cumbre hispano-italiana en Roma, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su homólogo italiano, Enrico Letta, mostraron su confianza en que la actual solidez del euro evitará cualquier tipo de turbulencia derivada de la situación de ese país, informa Carlos E. Cué. “Si la crisis de Argentina hubiera sido hace un año, las preocupaciones hoy serían bien distintas”, subrayó Letta. Tanto el primer ministro italiano como el presidente español desearon que la situación “se estabilice cuanto antes”.
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