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Draghi garantiza que la compra de bonos no servirá para financiar los Estados
El presidente del BCE se reúne con miembros de las comisiones de Presupuestos, Finanzas y Europa del Parlamento alemán
La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de apoyar futuros rescates a países en problemas, como España, con compras de bonos
cosechó sonoras críticas en Alemania. Pese al respaldo de la canciller,
Angela Merkel, los sectores conservadores de su partido, la CDU y,
sobre todo, de sus socios liberales (FDP) en el Gobierno se alinearon
con las tesis del Bundesbank, el banco central alemán, que aireó el
riesgo de inflación y de debilitar el rigor presupuestario mediante una
vía indirecta de financiación. El presidente del BCE, Mario Draghi,
acudió este miércoles al Parlamento alemán para defender el programa de
compra de bonos. Y, a tenor de la reacción de varios diputados, no salió
mal parado.
Antes de entrar al edificio de Reichstag, sede de la Cámara baja (Bundestag) del Parlamento federal, Draghi afirmó que también había venido a Berlín a “escuchar”. Pero lo que trascendió de la reunión a puerta cerrada fue, básicamente, lo que dijo él. Según informó el BCE en un comunicado, Draghi insistió en cuatro puntos: “Primero, no se trata de una financiación disfrazada de los Gobiernos; segundo, no pondrá en peligro la independencia del BCE; tercero, no se asumirán riesgos excesivos para los contribuyentes; cuarto, no se impulsará la inflación”.
En este último punto, el presidente del supervisor europeo enfatizó que el riesgo, en todo caso, es el de deflación —el alza del IVA y de otros precios públicos hacen de España, con el IPC en el 3,4%, una llamativa excepción—. “En nuestra opinión, el mayor riesgo para la estabilidad de precios ahora es la caída de precios que se produce en algunos países del área euro”, afirmó.
Tanto Angela Merkel como su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, apoyan a Draghi en su plan de intervención en los mercados secundarios de deuda. Incluso desde el partido hermano de la CDU en Baviera, la socialcristiana CSU, se han escuchado tonos conciliadores con el BCE. Gerda Hasselfeldt, una de sus dirigentes parlamentarias, dijo que "la compra de bonos puede ser necesaria para asegurar la meta de la estabilidad monetaria".
Después de la reunión, el secretario general del partido liberal FDP Patrick Döring explicó que Draghi había descrito las medidas que el BCE tiene preparadas para el caso de que suba la inflación. Casi entusiasta, el portavoz de presupuestos democristiano Norbert Barthle dijo que la ponencia de Draghi fue "muy convincente". “Se ha revelado como un prusiano del Europa del sur”, afirmó. Y Bärbel Höhn, de Los Verdes, dijo a la televisión pública que el jefe del BCE había "hecho un buen análisis con las explicaciones necesarias".
Pero diversos elementos conservadores alemanes acusan al BCE de estar arriesgando una ola inflacionista en Europa con su política monetaria expansionista. El diputado Frank Schäffler (FDP), adalid de los euroescépticos en su partido, no ha querido dejar pasar esta oportunidad para cuestionar las aptitudes de Draghi para su cargo. El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung también se hizo eco de algunas voces críticas desde la bancada democristiana (CDU/CSU), la más nutrida del Bundestag. El Frankfurter Allgemeine Zeitung está siendo uno de los rotativos alemanes más críticos con la política monetaria del BCE.
Desde la oposición de centro-izquierda, el portavoz de presupuestos del SPD Carsten Schneider criticó que el BCE haya puesto condiciones para la hipotética compra de bonos de los países en crisis. A su entender, el Banco emisor se inmiscuye así en cuestiones políticas para las que no tiene legitimación. No obstante, Draghi puso como condición a la compra de bonos que el país beneficiado curse una solicitud ante el mecanismo europeo MEDE, que sí se rige por criterios políticos y sólo actúa con permiso de los Parlamentos. Draghi insistió en que el plan de compra de bonos no es una medida indefinida, sino un proceso de urgencia para permitir que se apliquen medidas de “consolidación fiscal”.
Antes de entrar al edificio de Reichstag, sede de la Cámara baja (Bundestag) del Parlamento federal, Draghi afirmó que también había venido a Berlín a “escuchar”. Pero lo que trascendió de la reunión a puerta cerrada fue, básicamente, lo que dijo él. Según informó el BCE en un comunicado, Draghi insistió en cuatro puntos: “Primero, no se trata de una financiación disfrazada de los Gobiernos; segundo, no pondrá en peligro la independencia del BCE; tercero, no se asumirán riesgos excesivos para los contribuyentes; cuarto, no se impulsará la inflación”.
En este último punto, el presidente del supervisor europeo enfatizó que el riesgo, en todo caso, es el de deflación —el alza del IVA y de otros precios públicos hacen de España, con el IPC en el 3,4%, una llamativa excepción—. “En nuestra opinión, el mayor riesgo para la estabilidad de precios ahora es la caída de precios que se produce en algunos países del área euro”, afirmó.
Tanto Angela Merkel como su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, apoyan a Draghi en su plan de intervención en los mercados secundarios de deuda. Incluso desde el partido hermano de la CDU en Baviera, la socialcristiana CSU, se han escuchado tonos conciliadores con el BCE. Gerda Hasselfeldt, una de sus dirigentes parlamentarias, dijo que "la compra de bonos puede ser necesaria para asegurar la meta de la estabilidad monetaria".
Después de la reunión, el secretario general del partido liberal FDP Patrick Döring explicó que Draghi había descrito las medidas que el BCE tiene preparadas para el caso de que suba la inflación. Casi entusiasta, el portavoz de presupuestos democristiano Norbert Barthle dijo que la ponencia de Draghi fue "muy convincente". “Se ha revelado como un prusiano del Europa del sur”, afirmó. Y Bärbel Höhn, de Los Verdes, dijo a la televisión pública que el jefe del BCE había "hecho un buen análisis con las explicaciones necesarias".
Pero diversos elementos conservadores alemanes acusan al BCE de estar arriesgando una ola inflacionista en Europa con su política monetaria expansionista. El diputado Frank Schäffler (FDP), adalid de los euroescépticos en su partido, no ha querido dejar pasar esta oportunidad para cuestionar las aptitudes de Draghi para su cargo. El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung también se hizo eco de algunas voces críticas desde la bancada democristiana (CDU/CSU), la más nutrida del Bundestag. El Frankfurter Allgemeine Zeitung está siendo uno de los rotativos alemanes más críticos con la política monetaria del BCE.
Desde la oposición de centro-izquierda, el portavoz de presupuestos del SPD Carsten Schneider criticó que el BCE haya puesto condiciones para la hipotética compra de bonos de los países en crisis. A su entender, el Banco emisor se inmiscuye así en cuestiones políticas para las que no tiene legitimación. No obstante, Draghi puso como condición a la compra de bonos que el país beneficiado curse una solicitud ante el mecanismo europeo MEDE, que sí se rige por criterios políticos y sólo actúa con permiso de los Parlamentos. Draghi insistió en que el plan de compra de bonos no es una medida indefinida, sino un proceso de urgencia para permitir que se apliquen medidas de “consolidación fiscal”.
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