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Grecia confía en nuevas medidas de apoyo tras pactar otro plan de ajuste
Atenas tendrá dos años más, hasta 2016, para reducir el déficit al 3%
El nuevo plan de recortes previsto es de 13.500 millones de euros
Claudi Pérez
Bruselas
24 OCT 2012 - 14:20 CET57
Las señales de dimisión de la Unión Europea en Grecia se disipan; la salida o expulsión del euro es menos probable desde la visita de la canciller Ángela Merkel a Atenas,
hace un par de semanas. El acuerdo político ya está ahí, y simplemente
queda visualizarlo. El primer paso se dio este miércoles: el Gobierno
griego anunció un acuerdo con la temida troika (la Comisión Europea, el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, cuyos
funcionarios llevan también unos días en Madrid) para aplicar el enésimo
programa de ajustes, por importe de 13.500 millones. En medio de una
depresión económica, a cambio de ese sobreesfuerzo adicional Grecia gana
tiempo: dos años más —hasta 2016— para bajar el déficit público al 3%
del PIB, según el borrador del memorando.
Y, sin embargo, todo está aún en mantillas. Ni la troika ni Berlín confirmaron este miércoles ese acuerdo sobre las medidas fiscales y estructurales adicionales, ni tampoco acerca de los dos años de bula para llegar a un déficit del 3%, imprescindibles para que la recesión no atropelle lo que queda de la economía griega. El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó que la decisión no está tomada todavía. “No hay nueva información al respecto”, abundó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que quiere ver el informe completo de la Troika antes de dar luz verde al acuerdo. Pero Atenas está decidida a acelerar el paso, si es necesario con la convocatoria extraordinaria de un Eurogrupo a finales de este mes. A la fuerza ahorcan: Grecia necesita el dinero porque las telarañas de sus arcas públicas están a la vista. Sin fondos europeos, el país se quedaría sin dinero para sus gastos corrientes (los sueldos de los maestros, las pensiones y demás) tan pronto como a lo largo de noviembre.
De retruque, que la niebla se disipe en Grecia afecta directamente a España y a su virtual segundo rescate, que todo el mundo da por hecho, pero ha desaparecido de los titulares de la prensa anglosajona. Los mercados dan por hechos los dos años adicionales para Atenas, como dan por segura la solicitud de ayuda de España. Ambas cuestiones son solo cuestión de tiempo. “Pero la secuencia de los acontecimientos es crucial”, indicaron fuentes europeas.
“Grecia no es Ecuador”, repiten los diplomáticos europeos desde hace un tiempo, con esa lógica del Portugal no es Grecia, Irlanda no es Portugal, España no es Irlanda, Italia no es España y así ad infinitum. Y Grecia no es Ecuador, en efecto, pero lleva cinco años en recesión, con el desempleo en niveles sin precedentes, particularmente entre los jóvenes, las finanzas públicas hechas trizas, la deuda pública por encima del 170% del PIB y graves dificultades en el sistema financiero. Con grietas entre la coalición de Gobierno y jaleo en las calles un día tras otro. En medio de ese venenoso caldo de cultivo, el ministro de Finanzas, Yanis Stunaras, anunció este miércoles un acuerdo sobre la nueva dosis de austeridad que exige la troika a cambio de los dos años adicionales para cumplir con las metas de déficit. El Parlamento griego votará ese paquete la semana próxima. El sí se da por hecho: lo contrario sería un suicidio político; Grecia debería declararse en suspensión de pagos porque la ayuda europea no llegaría a tiempo. “La duda es si la sociedad griega, muy fatigada ya por varias rondas de recortes, tolerará otra tanda de medidas”, explicaron fuentes diplomáticas.
El nuevo plan incluye recortes y una nueva reforma laboral, que ha provocado disensiones entre la coalición de Gobierno (el partido conservador del presidente Antonis Samarás, los socialistas del Pasok y una pequeña formación de centroizquierda). Grecia podría finalmente retrasar los plazos de las reformas del mercado laboral y del mercado energético, además del plan de privatizaciones y la venta de activos inmobiliarios. Finalmente, puede que no haya extensión de la jornada laboral (para hacer más fácil que los griegos trabajen seis días a la semana) y Atenas ha conseguido que se suavice la rebaja de las indemnizaciones por despidos. Pero el borrador no deja claro aún cómo se va a financiar el agujero presupuestario de 2013 y 2014.
“Lo fundamental es ahora desbloquear el pago del tramo de ayuda de 31.000 millones de euros en noviembre”, según fuentes diplomáticas. Tan fundamental, que si ese dinero Grecia no puede hacer frente al funcionamiento básico de la Administración. Las prisas y los apuros son terreno abonado para las extravagancias: el debate en Grecia gira en torno a una eventual propuesta alemana, que pasaría por abonar las ayudas europeas y los ingresos fiscales griegos en una cuenta con un cierto control externo, según un documento filtrado por el Pasok. Sin ir tan lejos, Schäuble hablaba este miércoles de “mecanismos” y “estabilizadores automáticos”, sin precisar. “No somos un protectorado”, declaró el líder socialista, Evangelos Venizelos.
Y, sin embargo, todo está aún en mantillas. Ni la troika ni Berlín confirmaron este miércoles ese acuerdo sobre las medidas fiscales y estructurales adicionales, ni tampoco acerca de los dos años de bula para llegar a un déficit del 3%, imprescindibles para que la recesión no atropelle lo que queda de la economía griega. El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó que la decisión no está tomada todavía. “No hay nueva información al respecto”, abundó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que quiere ver el informe completo de la Troika antes de dar luz verde al acuerdo. Pero Atenas está decidida a acelerar el paso, si es necesario con la convocatoria extraordinaria de un Eurogrupo a finales de este mes. A la fuerza ahorcan: Grecia necesita el dinero porque las telarañas de sus arcas públicas están a la vista. Sin fondos europeos, el país se quedaría sin dinero para sus gastos corrientes (los sueldos de los maestros, las pensiones y demás) tan pronto como a lo largo de noviembre.
De retruque, que la niebla se disipe en Grecia afecta directamente a España y a su virtual segundo rescate, que todo el mundo da por hecho, pero ha desaparecido de los titulares de la prensa anglosajona. Los mercados dan por hechos los dos años adicionales para Atenas, como dan por segura la solicitud de ayuda de España. Ambas cuestiones son solo cuestión de tiempo. “Pero la secuencia de los acontecimientos es crucial”, indicaron fuentes europeas.
“Grecia no es Ecuador”, repiten los diplomáticos europeos desde hace un tiempo, con esa lógica del Portugal no es Grecia, Irlanda no es Portugal, España no es Irlanda, Italia no es España y así ad infinitum. Y Grecia no es Ecuador, en efecto, pero lleva cinco años en recesión, con el desempleo en niveles sin precedentes, particularmente entre los jóvenes, las finanzas públicas hechas trizas, la deuda pública por encima del 170% del PIB y graves dificultades en el sistema financiero. Con grietas entre la coalición de Gobierno y jaleo en las calles un día tras otro. En medio de ese venenoso caldo de cultivo, el ministro de Finanzas, Yanis Stunaras, anunció este miércoles un acuerdo sobre la nueva dosis de austeridad que exige la troika a cambio de los dos años adicionales para cumplir con las metas de déficit. El Parlamento griego votará ese paquete la semana próxima. El sí se da por hecho: lo contrario sería un suicidio político; Grecia debería declararse en suspensión de pagos porque la ayuda europea no llegaría a tiempo. “La duda es si la sociedad griega, muy fatigada ya por varias rondas de recortes, tolerará otra tanda de medidas”, explicaron fuentes diplomáticas.
El nuevo plan incluye recortes y una nueva reforma laboral, que ha provocado disensiones entre la coalición de Gobierno (el partido conservador del presidente Antonis Samarás, los socialistas del Pasok y una pequeña formación de centroizquierda). Grecia podría finalmente retrasar los plazos de las reformas del mercado laboral y del mercado energético, además del plan de privatizaciones y la venta de activos inmobiliarios. Finalmente, puede que no haya extensión de la jornada laboral (para hacer más fácil que los griegos trabajen seis días a la semana) y Atenas ha conseguido que se suavice la rebaja de las indemnizaciones por despidos. Pero el borrador no deja claro aún cómo se va a financiar el agujero presupuestario de 2013 y 2014.
“Lo fundamental es ahora desbloquear el pago del tramo de ayuda de 31.000 millones de euros en noviembre”, según fuentes diplomáticas. Tan fundamental, que si ese dinero Grecia no puede hacer frente al funcionamiento básico de la Administración. Las prisas y los apuros son terreno abonado para las extravagancias: el debate en Grecia gira en torno a una eventual propuesta alemana, que pasaría por abonar las ayudas europeas y los ingresos fiscales griegos en una cuenta con un cierto control externo, según un documento filtrado por el Pasok. Sin ir tan lejos, Schäuble hablaba este miércoles de “mecanismos” y “estabilizadores automáticos”, sin precisar. “No somos un protectorado”, declaró el líder socialista, Evangelos Venizelos.
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