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El Banco Central Europeo rebaja los tipos de interés a un mínimo histórico
Draghi rebaja el precio del dinero 0,25 puntos, hasta el 0,75%
Advierte de que los riesgos sobre la economía han aumentado
Los bancos centrales toman medidas para reactivar la economía
Rebaja a cero la retribución que ofrece por los depósitos de la banca
Amanda Mars
Fráncfort
5 JUL 2012 - 13:45 CET203
Otro tabú europeo por los suelos. El Banco Central Europeo (BCE), el
más ortodoxo con la política antiinflacionista de los grandes bancos
centrales, ha rebajado hoy los tipos de interés oficiales por debajo del
1% por primera vez en sus 12 años como gestor del precio del dinero en
la eurozona. Tras cuatro años de crisis, la economía de la eurozona no acaba de enderezarse, y el organismo que dirige la política monetaria común ha optado por reducir en 0,25 puntos el precio del dinero, hasta el 0,75%.
Además, también ha rebajado la facilidad de depósito del 0,25% a cero,
lo que debería ayudar a que fluya la liquidez que las entidades
mantienen en las arcas del instituto emisor.
La rebaja del BCE, que se ha tomado por unanimidad entre los miembros de su consejo ejecutivo, se suma a la decisión del Banco de Inglaterra de sacar la artillería pesada contra la crisis con la decisión de comprar otros 50.000 millones de libras en deuda pública y la segunda rebaja de tipos de interés decidida por el Banco de China en solo un mes.
Los tipos de interés de la zona euro son aún superiores a los de Estados Unidos, que oscilan entre el 0% y 0,25%; de Japón, de 0% al 1%; y a los del Reino Unido, del 0,5%. Una medida de estas características, que los inversores de todo el mundo esperaban desde hace días, implica teóricamente un abaratamiento del crédito y por tanto estímulos para que la renqueante actividad productiva del sur de Europa recupere el aliento.
Los mercados daban señales estos días de que el patrón del euro, Mario Draghi, daría este paso. Hoy mismo, el euríbor a un año, el tipo de interés interbancario que sirve entre otras cosas para fijar el precio de las hipotecas, ha tocado su mínimo histórico debido a las expectativas de la rebaja. El oro subió, debido a que se espera que esta rebaja eleve la cotización del dólar. Draghi ya rebajó los tipos un cuarto de punto tanto el pasado noviembre como diciembre, hasta devolverlos al 1%, el suelo en el que estaban a comienzos de 2011. Mientras, la política europea trata de concretar el plan de salvamento para los bancos españoles con problemas y calmar los temblores en torno al futuro del euro.
"Los indicadores del segundo trimestre apuntan a un renovado debilitamiento del crecimiento de la economía y a una elevada incertidumbre, aunque mirando más allá del corto plazo esperamos que la economía de la zona euro se recupere gradualmente", ha explicado Draghi para justificar el recorte de tipos en la rueda posterior a la reunión del máximo órgano de Gobierno de la institución.
“La eurozona está en recesión y la contracción parece que se extenderá también al tercer trimestre del año. La mayor parte de los indicadores son coherentes con esta facilidad monetaria y probablemente con facilidades monetarias adicionales”, dice Nick Kounis, analista jefe ABN Amro, en declaraciones a Bloomberg. Es el sentir mayoritario entre los analistas. Aunque el BCE, especialmente en la era Draghi, da sorpresas y nada era descartable.
La institución con sede en Fráncfort nació con el mandato de controlar las subidas de precios, una de las pesadillas históricas de la economía europea, y su llamado efecto de segunda ronda: que el encarecimiento del petróleo y las materias primas genere expectativas de subidas de precios en el resto de productos y en los sueldos. Pero la inflación, en el 2,6% y bajando, no es hoy un riesgo para Europa. Al contrario, hay muchos economistas que creen que cierta aceleración de los precios y una leve devaluación del euro animará las exportaciones y la recuperación económica de la periferia. Los economistas de Barclays, por ejemplo, calculaban que el euro bajaría hasta los 1,15 dólares en un año (ayer cerró en 1,25) si el banco central rebaja medio punto los tipos de interés. El propio Draghi ha reconocido, sobre este punto, que las presiones sobre la inflación se mantienen ancladas aunque, eso sí, ha descartado procesos deflacionistas en ningún socio del euro.
Y es que la moneda única europea ha sostenido el pulso con los billetes verdes americanos pese a la gran crisis de la eurozona precisamente debido al contraste con la política expansiva de la Reserva Federal (Fed), que fija la política monetaria estadounidense y tuvo muy claro desde el principio de la crisis que los problemas más urgentes no eran la subida de los precios. Este jueves, sin embargo, ha marcado su cambio más bajo frente a la divisa estadounidense al cambiarse por debajo de los 1,24 dólares.
El BCE se ha estado guardando más cartuchos que el resto a la hora de rebajar los tipos de interés, y también ha estado más tímido con otra munición poco ortodoxa, como la compra de bonos soberanos de países con problemas en los mercados, como España o Italia. El tirón de su demanda sube el precio de los títulos, ahora denostados por los inversores, y permite reducir la rentabilidad, es decir, que los vendedores tienen que pagar menos por colocarlos. Esto último, además, ayuda a bajar los tipos de interés reales y vitamina la economía. Es una forma indirecta de inyectar dinero en el mercado, pero la compra de deuda ha sido mucho menor que la realizada por la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco de Japón.
De hecho, el BCE ha parado en seco las compras de deuda desde hace meses y ha permitido que los diferenciales de tipos de interés a largo plazo de países como España e Italia se disparen, pese a que eso dificulta la transmisión de su política monetaria. Los tipos del BCE están en su mínimo histórico, pero el crédito no llega a la economía real, especialmente en los países periféricos, en los que las empresas se ven obligadas a pagar tipos de interés mucho más altos que otras del centro de Europa aunque sus finanzas sean equiparables. En este apartado, si Draghi ha cumplido el guión en lo relativo a reducir el precio del dinero, ha decepcionado a los mercados al anunciar que ni siquiera han entrado a debatir otras medidas adicionales para superar la crisis y ayudar a los socios del euro en apuros. "No discutimos ninguna otra medida no convencional", ha reconocido ante los periodistas el economista italiano.
El organismo europeo también ha intentado hacer frente a la crisis con dos macrosubastas de crédito barato (al 1%) a tres años para la banca, realizadas los pasados diciembre y febrero, por un montante global de un billón de euros. Los bancos españoles e italianos han acaparado en torno a la mitad del manguerazo. El objetivo era aliviar los problemas de liquidez de las entidades, facilitarles la financiación para que pudieran luego prestar a empresas y familias. El problema es que eso no ha acabado de surtir efecto porque la mayor parte del dinero se ha guardado bajo llave, se ha depositado en el propio BCE. Alrededor de 800.000 millones se depositan cada día en el organismo.
Para evitar que esta cantidad ingente de dinero siga aparcada en las arcas del instituto emisor, el consejo ejecutivo ha decidido reducir el interés que paga por estos fondos, la llamada facilidad de depósito. Esta remuneración pasa de un 0,25% a cero.
Si esto ayudará a reactivar el crédito, el presidente del BCE ha optado por lucir su prudencia. "No está claro qué medidas son efectivas en un mercado tan fragmentado como la eurozona", ha comentado antes de indicar que suprimir esta retribución persigue subsanar el problema de la falta de capital entre los bancos europeos. No obstante, ha justificado que la falta de transmisión de la política monetaria tiene más que ver con factores de índole nacional, contra las que hoy por hoy poco puede hacer la autoridad monetaria.
La rebaja del BCE, que se ha tomado por unanimidad entre los miembros de su consejo ejecutivo, se suma a la decisión del Banco de Inglaterra de sacar la artillería pesada contra la crisis con la decisión de comprar otros 50.000 millones de libras en deuda pública y la segunda rebaja de tipos de interés decidida por el Banco de China en solo un mes.
Los tipos de interés de la zona euro son aún superiores a los de Estados Unidos, que oscilan entre el 0% y 0,25%; de Japón, de 0% al 1%; y a los del Reino Unido, del 0,5%. Una medida de estas características, que los inversores de todo el mundo esperaban desde hace días, implica teóricamente un abaratamiento del crédito y por tanto estímulos para que la renqueante actividad productiva del sur de Europa recupere el aliento.
Los mercados daban señales estos días de que el patrón del euro, Mario Draghi, daría este paso. Hoy mismo, el euríbor a un año, el tipo de interés interbancario que sirve entre otras cosas para fijar el precio de las hipotecas, ha tocado su mínimo histórico debido a las expectativas de la rebaja. El oro subió, debido a que se espera que esta rebaja eleve la cotización del dólar. Draghi ya rebajó los tipos un cuarto de punto tanto el pasado noviembre como diciembre, hasta devolverlos al 1%, el suelo en el que estaban a comienzos de 2011. Mientras, la política europea trata de concretar el plan de salvamento para los bancos españoles con problemas y calmar los temblores en torno al futuro del euro.
"Los indicadores del segundo trimestre apuntan a un renovado debilitamiento del crecimiento de la economía y a una elevada incertidumbre, aunque mirando más allá del corto plazo esperamos que la economía de la zona euro se recupere gradualmente", ha explicado Draghi para justificar el recorte de tipos en la rueda posterior a la reunión del máximo órgano de Gobierno de la institución.
“La eurozona está en recesión y la contracción parece que se extenderá también al tercer trimestre del año. La mayor parte de los indicadores son coherentes con esta facilidad monetaria y probablemente con facilidades monetarias adicionales”, dice Nick Kounis, analista jefe ABN Amro, en declaraciones a Bloomberg. Es el sentir mayoritario entre los analistas. Aunque el BCE, especialmente en la era Draghi, da sorpresas y nada era descartable.
La institución con sede en Fráncfort nació con el mandato de controlar las subidas de precios, una de las pesadillas históricas de la economía europea, y su llamado efecto de segunda ronda: que el encarecimiento del petróleo y las materias primas genere expectativas de subidas de precios en el resto de productos y en los sueldos. Pero la inflación, en el 2,6% y bajando, no es hoy un riesgo para Europa. Al contrario, hay muchos economistas que creen que cierta aceleración de los precios y una leve devaluación del euro animará las exportaciones y la recuperación económica de la periferia. Los economistas de Barclays, por ejemplo, calculaban que el euro bajaría hasta los 1,15 dólares en un año (ayer cerró en 1,25) si el banco central rebaja medio punto los tipos de interés. El propio Draghi ha reconocido, sobre este punto, que las presiones sobre la inflación se mantienen ancladas aunque, eso sí, ha descartado procesos deflacionistas en ningún socio del euro.
Y es que la moneda única europea ha sostenido el pulso con los billetes verdes americanos pese a la gran crisis de la eurozona precisamente debido al contraste con la política expansiva de la Reserva Federal (Fed), que fija la política monetaria estadounidense y tuvo muy claro desde el principio de la crisis que los problemas más urgentes no eran la subida de los precios. Este jueves, sin embargo, ha marcado su cambio más bajo frente a la divisa estadounidense al cambiarse por debajo de los 1,24 dólares.
El BCE se ha estado guardando más cartuchos que el resto a la hora de rebajar los tipos de interés, y también ha estado más tímido con otra munición poco ortodoxa, como la compra de bonos soberanos de países con problemas en los mercados, como España o Italia. El tirón de su demanda sube el precio de los títulos, ahora denostados por los inversores, y permite reducir la rentabilidad, es decir, que los vendedores tienen que pagar menos por colocarlos. Esto último, además, ayuda a bajar los tipos de interés reales y vitamina la economía. Es una forma indirecta de inyectar dinero en el mercado, pero la compra de deuda ha sido mucho menor que la realizada por la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco de Japón.
De hecho, el BCE ha parado en seco las compras de deuda desde hace meses y ha permitido que los diferenciales de tipos de interés a largo plazo de países como España e Italia se disparen, pese a que eso dificulta la transmisión de su política monetaria. Los tipos del BCE están en su mínimo histórico, pero el crédito no llega a la economía real, especialmente en los países periféricos, en los que las empresas se ven obligadas a pagar tipos de interés mucho más altos que otras del centro de Europa aunque sus finanzas sean equiparables. En este apartado, si Draghi ha cumplido el guión en lo relativo a reducir el precio del dinero, ha decepcionado a los mercados al anunciar que ni siquiera han entrado a debatir otras medidas adicionales para superar la crisis y ayudar a los socios del euro en apuros. "No discutimos ninguna otra medida no convencional", ha reconocido ante los periodistas el economista italiano.
El organismo europeo también ha intentado hacer frente a la crisis con dos macrosubastas de crédito barato (al 1%) a tres años para la banca, realizadas los pasados diciembre y febrero, por un montante global de un billón de euros. Los bancos españoles e italianos han acaparado en torno a la mitad del manguerazo. El objetivo era aliviar los problemas de liquidez de las entidades, facilitarles la financiación para que pudieran luego prestar a empresas y familias. El problema es que eso no ha acabado de surtir efecto porque la mayor parte del dinero se ha guardado bajo llave, se ha depositado en el propio BCE. Alrededor de 800.000 millones se depositan cada día en el organismo.
Para evitar que esta cantidad ingente de dinero siga aparcada en las arcas del instituto emisor, el consejo ejecutivo ha decidido reducir el interés que paga por estos fondos, la llamada facilidad de depósito. Esta remuneración pasa de un 0,25% a cero.
Si esto ayudará a reactivar el crédito, el presidente del BCE ha optado por lucir su prudencia. "No está claro qué medidas son efectivas en un mercado tan fragmentado como la eurozona", ha comentado antes de indicar que suprimir esta retribución persigue subsanar el problema de la falta de capital entre los bancos europeos. No obstante, ha justificado que la falta de transmisión de la política monetaria tiene más que ver con factores de índole nacional, contra las que hoy por hoy poco puede hacer la autoridad monetaria.
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