El debate fiscal fuerza a la Fed a mantener la intensidad del estímulo
El organismo no es capaz de medir el impacto del cese administrativo en Estados Unidos
SANDRO POZZI Nueva York 30 OCT 2013 - 19:11 CET
Esta vez, la Reserva Federal no tuvo otra opción. La batalla política por el presupuesto en Washington forzó al banco central de EE UU a dejar las cosas como están. No dispone de datos fiables sobre la marcha de la economía y tampoco es capaz de medir el impacto del cese administrativo, por el debate fiscal. Así que el primer paso hacia la moderación del estímulo masivo se aplaza.
Ben Bernanke, su presidente, dijo en mayo y después en junio que para final de año estaría en marcha el proceso que permitirá ir reduciendo la compra de deuda pública e hipotecaria, que desde hace un año asciende a 85.000 millones de dólares al mes. Es algo que se esperaba ya para la pasada reunión de septiembre, y que no sucedió. Ahora podría hacerlo en diciembre.
Para entonces, el debate fiscal debería estar encauzado. Además, las tensiones financieras se relajaron considerablemente. No hay que olvidar que algunos de los miembros del comité no estarán el año próximo, incluido Bernanke, y quieren dejar el trabajo encarrilado antes de irse. En el acta de la última reunión quedó claro que la mayoría esperaba que el recorte llegara antes de acabar 2013.
La decisión de no haber recortado en septiembre se ve como una oportunidad perdida. Pero en Wall Street no tienen tan claro que vaya a suceder en diciembre. Se ve más probable para marzo o abril, con Janet Yellen de presidenta. Hay incluso expertos que piensan que no se empezará a levantar el pie del acelerador hasta junio, lo que implica que se imprimirá dinero hasta final de 2014.
Echando cuentas, con el conocido como QE3 se acabará así inyectando cerca de 1,6 billones en la economía. La primera ronda de estímulos por la vía no convencional (QE1) se estimó en 1,5 billones, mientras que la segunda (QE2) fue de 600.000 millones. La Reserva Federal acumula activos por un valor superior a los 3,8 billones, cuatro veces más que antes de la Gran Recesión.
Lo que no cambian los analistas es la previsión para el primer alza de tipos, que el consenso de mercado proyecta para la segunda mitad de 2015 como pronto. Es decir, se reduce a la mitad el margen temporal que tenía en mente Bernanke. Pese a ello, está claro que el estímulo monetario será significativo en EE UU hasta que vuelva a crecer como antes de la crisis financiera.
La Fed insiste en que podría empezar a poner el pie sobre el freno cuando el paro se sitúe por debajo del 6,5%. La tasa de desempleo en septiembre fue del 7,2%. Pero como señala la nota final de la reunión, la continuidad en el vigor del estímulo se justifica porque la economía avanza a un ritmo que califica de “moderado” y sigue señalando que el paro es “elevado” pese a los avances.
La marcha del mercado laboral será clave. El dato de empleo de octubre se conocerá al final de la próxima semana, en lugar de este viernes. Sí se publicó a tiempo el del sector privado, que creó 130.000 empleos en octubre, por debajo de los 145.000 en el mes de septiembre, que se revisó además a la baja respecto a la primera lectura que se hizo hace un mes.
Los bancos de inversión calculan que el debate fiscal podría comerse entre un 0,3% y un 0,5% del producto interior bruto en el cuatro trimestre, lo que dejaría el crecimiento en el 2%. Para el primero de 2014, el impacto negativo del cese administrativo y la incertidumbre sobre el techo de la deuda estarán completamente absorbidos si la negociación política no se tuerce.
La inflación sigue dando margen de sobra a la Fed para mantener intacto el estímulo. Los precios subieron dos décimas porcentuales en el mes de septiembre, lo que deja la tasa anual de inflación en el 1,2%, la más baja en cinco meses. La Reserva Federal indica de nuevo que se sentirá cómoda mientras la proyección de inflación a uno o dos años vista no supere el 2,5%.
Hay otro elemento que complica el inicio del proceso de retirada; el sector inmobiliario. La recuperación se está moderando en el mercado de la vivienda, tras dos años de fuerte repunte. Aunque los tipos de interés siguen estando históricamente bajos, el coste de la hipoteca subió de forma notable el pasado verano ante la eventualidad del cambio de política monetaria.
La vivienda fue el principal motor del crecimiento en 2012 y 2013. Lo que está por ver es si el encarecimiento de los préstamos provoca que el consumidor renuncie a otras compras grandes, como la de coches. Se ve algo en las ventas en el comercio, que cayeron un 0,1% en septiembre tras subir un 0,2% en agosto. Si se descuentan los automóviles, registró un alza del 0,4%.
La lenta creación de empleo provoca que los salarios no suban, lo que limita la capacidad del consumidor de elevar el gasto. En este contexto, se espera con especial interés las indicaciones que de Yellen cuando se someta al examen del Senado, para aprobar su nominación. Aún no hay fecha prevista y el republicano Rand Paul amenaza ya con poner el proceso en suspenso.
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