El FMI cree que la situación “ya no parece tan peligrosa” como hace seis meses
La directora del Fondo, Christine Lagarde, habla de un mundo que avanza a tres velocidades
No ve que la mejora de los mercados “se esté trasladando hacia la economía real"
SANDRO POZZI Nueva York 10 ABR 2013 - 18:50 CET
La situación actual de la economía global, cinco años después del estallido de la crisis financiera, es un mosaico. Así representa Christine Lagarde la complejidad del momento en el discurso en el que marca la agenda de la cumbre del Fondo Monetario Internacional, que se celebra en una semana. No espera que el crecimiento este año vaya a ser mucho mejor que en 2012, pero si señala que las condiciones del sistema financiero están mejorando
O al menos la sensación es de que la situación “ya no parece tan peligrosa” como hace seis meses, precisó la directora gerente del organismo en el Economic Club de Nueva York. Sin embargo, considera que el momento sigue siendo difícil porque se juntan los viejos riesgos con los nuevos. Y denuncia que esa mejora en los mercados de capitales “no se está trasladando hacia la economía real y, por consiguiente, a la vida de los ciudadanos”.
Parafraseado al poeta estadounidense Walt Whitman, dijo que es el momento de mantenerse de cara mirando al sol, para que la sombra quede atrás. La crisis, señaló la máxima responsable del FMI, “ha sido más prolongada, amarga y dura” de lo previsto. Por eso cree que lo que toda es tomar ventaja del margen que hay aún en el sistema financiero para “darle un buen uso” y aprovecharlo para “colocarnos por delante de la crisis”.También identifica un mundo que va a tres velocidades: los que van bien, los que lo hacen a medio gas y los que tienen aún mucho camino por recorrer. Lagarde no dio cifras ni menciona países concretos a la hora de valorar estas diferencias en el rendimiento de las economías y de las tareas pendientes. Eso se sabrá la semana que viene, cuando publique sus proyecciones. Tres grupos que tienen retos diferentes pero con tareas similares.
Los emergentes, EE UU y la zona euro
En primer lugar mira hacia las economías emergentes y en desarrollo. Son las que están tirando del crecimiento global pero que ahora deben consolidar ese éxito cuando EE UU, Europa y Japón recuperen el paso y empiecen a reducir los estímulos. El riesgo mayor es que en ese momento el capital deje de fluir hacia esas regiones. De momento, según Lagarde, “parece bajo control”. Pero en algún momento, dijo, deberán “reforzar sus defensas”.
En segundo lugar mira hacia países como EE UU, donde el crecimiento gana tracción. “Se han hecho rápidos y substanciales progresos para reparar el sistema financiero y reducir la deuda de los hogares”, indicó. Se crea empleo, la vivienda contribuyen al crecimiento y mejora el acceso al crédito. “Pero eso no quiere decir que la situación esté estabilizada. Está aún lejos de eso”, advirtió, algo en lo que coincide con Ben Bernanke.
Y en tercer lugar mira hacia el bloque de las economías de la zona euro. “Se han hecho muchas cosas en el último año”, aplaudió Lagarde, “pero queda aún mucho por hacer”. Se refirió en concreto a los países de la periferia, como España, donde “muchos bancos están aún en una fase temprana de saneamiento”. Es ese retraso en el ajuste, según Lagarde, lo que provoca que los bajos tipos de interés no se trasladen y beneficien al ciudadano.Lagarde hace referencia además al colapso de la negociación fiscal en Washington y a su efecto a corto plazo en la economía de EE UU. “Eso crea incertidumbre”. Y aunque es contraria a un ajuste fiscal agresivo inmediato, si considera que se está haciendo poco a medio plazo para equilibrar las finanzas públicas y reducir así las escalada de la deuda. “La trayectoria actual es insostenible”, remachó, por eso pidió un plan creíble.
Recapitalizar los bancos
Por eso cree que la prioridad pasa por limpiar el sistema por la vía de la recapitalización de los bancos con problemas, de su reestructuración o, si fuera necesario, del desmantelamiento de algunas entidades. Mirando al futuro, volvió a defender una unión bancaria en Europa para asegurar la estabilidad del sistema. Lagarde aprovechó el ejemplo de Chipre para hacer extensible la necesidad de una reforma del sistemas financiero global.
A modo de conclusión, emplazó a los gobiernos de todas las regiones a que pongan mayor atención en la creación de empleo. En la actualidad, recordó, hay más de 200 millones de personas desocupadas. “Es algo que hay debe tomarse muy en serio”, reiteró Christine Lagarde, “porque un alto nivel de empleo es la mejor garantía para una economía vibrante”. El FMI considera que se puede hacer a la vez que se mantiene la disciplina fiscal.
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