vendredi 1 mars 2013


Obama llama a un acuerdo ‘in extremis’ para evitar un recorte de 65.000 millones

Este viernes entra en vigor un ajuste radical en el presupuesto federal

La falta de consenso entre ambos partidos abocaría a perder 750.000 empleos, dice el presidente



El presidente de Estados Unidos, Barack Obama. / EFE
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha apelado a un acuerdo in extremis entre republicanos y demócratas en el Congreso para tratar de detener el inicio este viernes de una cura de austeridad que puede tener graves consecuencias sobre el crecimiento de la primera economía mundial. "No podemos seguir gestionando el país mes a mes, crisis a crisis". El presidente ha advertido que una falta de acuerdo supondrá la destrucción de 750.000 empleos y costará un punto al crecimiento del país.
El mandatario ha recibido este viernes a los responsables de la Cámara de representantes, en manos de sus adversarios republicanos, y a los del Senado, en poder de los demócratas. "Los republicanos prefieren perpetuar errores del sistema de impuestos para beneficiar a los ciudadanos con más recursos", declaró el presidente, que culpabilizó así a los republicanos, que mantienen la mayoría en la Cámara de representantes.

Legisladores de ambos partidos, así como la Casa Blanca, asumen ya que no habrá manera de evitar que entre en vigor el secuestro del presupuesto federal, que hoy provocará el inicio de una serie de recortes progresivos que deben alcanzar los 1,2 billones de dólares en 2013. Obama ha advertido en las últimas semanas de las negativas consecuencias que puede tener la falta de financiación en diferentes áreas del Gobierno, sin que esto le permitiera lograr ni una concesión del Partido Republicano. El dispositivo que prevé estos recortes automáticos estipula que el presidente debe comunicar su inicio a la Administración hoy antes de las 23.59 (5.59 hora peninsular).Obama aseguró además que su plan presupuestario cuenta con el respaldo de los ciudadanos tras su reelección el pasado mes de noviembre y que no se considera responsable de convencer a la oposición para que escuchen a los votantes. "La mayoría está de acuerdo conmigo en que mi plan es el más razonable, pero parece que todavía tengo yo la responsabilidad de convencer a todo el mundo de que es lo correcto. Esa es una opción que deben tomar los republicanos", aseguró.
Dos votaciones en el Congreso podrían haber impedido ayer el temido secuestro con la aprobación de sendas leyes que establecían una nueva vía de recaudación para las arcas federales, pero ambas fracasaron al no encontrar suficientes apoyos. La iniciativa republicana pretendía otorgar más libertad a Obama para repartir la primera tanda de recortes —por un valor de 85.000 millones de dólares (unos 65.000 millones de euros)— de manera que pueda reducir su impacto, a cambio de que presentase un nuevo presupuesto antes del 15 de marzo.
La de los demócratas, que fracasó en el Senado, ofrecía nuevas fuentes de ingresos en vez de recortes. “La única razón por la que esta medida puede no salir adelante es porque los republicanos intentarán bloquearla”, advirtió este jueves Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.
Las últimas negociaciones económicas entre la Casa Blanca y el Congreso, que el pasado mes de diciembre intentaron abortar el abismo fiscal por la falta de financiación, inspiraron entonces numerosas reuniones de última hora.
Las dos partes implicadas aprovecharon en cambio para exigir responsabilidades y prepararse ante la que puede ser la próxima batalla política: quién debe asumir las consecuencias de los recortes. Según Obama, la reducción del presupuesto se debe a la falta de compromiso político de los republicanos. Para estos, el presidente les ha pedido un imposible al que nunca accederán porque implica una subida de impuestos a los ciudadanos con más recursos.
“Todavía confiamos en que los republicanos entiendan la necesidad de alcanzar un compromiso y que este sea equilibrado”, afirmó Carney en rueda de prensa. Los republicanos, sin embargo, consideran que Obama ha intentado asustar a los ciudadanos con cifras sobre unos recortes que serían aplicados a lo largo de una década.
El presidente reconoció este miércoles en una reunión con empresarios que, a pesar de lo que ha advertido estas últimas semanas, el efecto de los recortes, que entran en vigor este viernes, no será inmediato, sino que empezarán a sentirse a lo largo de las próximas semanas.
“Es posible que durante el primer mes, salvo que tu empresa esté directamente relacionada con el departamento de Defensa, vivas en una ciudad afectada por instalaciones militares o pertenezcas a una familia que esté intentando averiguar dónde dejar a sus hijos durante el día porque acaban de perder su plaza en una guardería pública, muchos ciudadanos no van a sentir todo el impacto”, dijo Obama. “Pero esto va a golpear enormemente nuestra economía”.
El secuestro del presupuesto supone una reducción de casi 100.000 millones de dólares en 2013 en programas federales en las áreas de defensa, educación, sanidad o empleo. La Casa Blanca publicó esta semana listas detalladas sobre las sumas que perderían cada uno de los Estados de la Unión a través de los programas financiados con el presupuesto federal, así como las áreas más afectadas. Según la Administración, podrían desaparecer miles de puestos de trabajo de profesores, ayudas públicas a estudiantes y servicios de atención a familias y menores sin recursos.

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