Así se doma al ‘coco’
El BBVA es pionero en la colocación de un complejo instrumento financiero
El mercado financiero tiene su propio coco. No es un ogro de cuento, sino que responde a las siglas de un tipo de deuda que pueden emitir los bancos denominada contingent convertible y que, bajo determinadas circunstancias, se convierte en acciones. Esta versatilidad permite que el dinero captado con dichas emisiones se pueda computar como capital de alta calidad, es decir, aquellos recursos que garantizan la viabilidad de una entidad en escenarios de máxima tensión.
Tras la aprobación el pasado 17 de abril de la nueva Directiva Europea de Requerimientos de Capital, el BBVA se ha convertido en una especie de barco rompehielos para su sector, al ser la primera entidad del continente en realizar una emisión de valores perpetuos eventualmente convertibles en acciones. La entidad española ha captado 1.500 millones de dólares con esta operación (1.150 millones de euros) y ha logrado reforzar su posición de capital Tier 1.
“Ha sido un éxito y creo que es una buena noticia para España que haya sido una entidad local la primera en realizar una emisión de este tipo. Los reguladores europeos y los propios bancos tenían sus dudas sobre el resultado este tipo de emisiones. Al fin y al cabo, se trata de un producto sin vencimiento, donde el emisor tiene la discrecionalidad en todo momento de pagar el cupón o no, donde no hay incentivo a la amortización anticipada y que puede absorber pérdidas en caso de que el emisor tenga cualquier evento de solvencia”, reconoce González Cid.“Era una emisión que empezamos a diseñar en el verano de 2012”, reconoce Manuel González Cid, director financiero del BBVA. Desde que surgió la idea hasta su materialización, el banco ha colaborado con el supervisor español en su puesta en práctica, ha logrado que la junta de accionistas habilite al consejo para realizar esta clase de operación, y, tras el visto bueno de Bruselas, a la directiva. Ya solo restaba cruzar los dedos para que las condiciones del mercado mejorasen y aprovechar la primera ventana de liquidez que se presentase.
El viernes 26 de abril, el banco presentaba los resultados del primer trimestre de 2013. En ese momento ya flotaba en el ambiente la posibilidad de que realizase una emisión de cocos. Tras el paréntesis del fin de semana, dos equipos partieron de road show para convencer a los inversores durante dos días. El primero, capitaneado por el director financiero, visitó Londres y Zúrich, el otro, liderado por su mano derecha, se desplazó a Hong Kong y a Singapur. El martes 30 de abril se comunicó la colocación.No hay mejor reclamo para convencer a un inversor que una elevada rentabilidad, y el BBVA la paga (9% anual), aunque la considerable sobredemanda (9.000 millones, frente a los 1.000 millones que se querían vender de partida) permitió rebajar el cupón inicialmente ofrecido, que se situaba en torno al 9,5%.
“Es una emisión muy asociada al nombre de BBVA y con reconocimiento entre la comunidad inversora, pero, aun así, siempre es bienvenido tener viento de cola. El momento elegido para activar la operación coincidió con un contexto de rebajas de tipos en la zona euro, con la resolución de la formación de Gobierno en Italia y con la caída de los diferenciales de la deuda soberana de los países de la periferia europea”, relata González Cid.
Dada la complejidad del producto, el banco tuvo claro desde un principio cuál debía ser su destinatario: inversores cualificados y sofisticados (la petición mínima era de 200.000 dólares). En el libro de órdenes final aparecen fondos de inversión, hedge funds, grandes fortunas, aseguradoras... También tenían claro que no querían vender los cocos en España. Dado el contexto económico y social no querían que este producto pudiera llegar a ningún minorista a través de una red de banca privada. "Nos hemos asegurado que la emisión estaba dirigida a inversores cualificados, sofisticados, expertos a nivel internacional con capacidad de comprar un producto innovador y complejo"
BBVA cree que la crisis ha puesto a cada banco en su sitio y que su imagen ha salido muy reforzada en la larga travesía del desierto que sufre el sector. Sacan pecho de la solidez de su balance y de su posición de liquidez. Además, afirman no tener ningún miedo a cambios regulatorios en materia de refinanciaciones que obliguen a las entidades a hacer nuevas dotaciones por las refinanciaciones realizadas.
“Cuanta más transparencia haya en el sector, mucho mejor. Nuestra política de refinanciaciones y los criterios que tenemos para calificar los préstamos como normales y subestándar se aproximan mucho a lo que sugiere el supervisor. En este debate nos mostramos vigilantes, pero al mismo tiempo, tranquilos, debido a la fortaleza de nuestro balance. En 2012 hicimos provisiones de 7.000 millones por nuestro negocio en España. Este año, evidentemente, las dotaciones no van a ser tan elevadas, aunque sí seguirán siendo importantes”, concluye González Cid.
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