mardi 22 janvier 2013


Guindos: “España está injustamente infrarrepresentada” en las instituciones

El ministro explica el rechazo al nuevo presidente del Eurogrupo en señal de protesta

España no está ni en el BCE ni tiene cargos de relevancia en los mecanismos de rescate

España es la cuarta economía del euro pero no tiene un sillón en el consejo ejecutivo del Banco Central Europeo. España tiene uno de los sistemas financieros más grandes de Europa pero carece de representación en las autoridades de banca y seguros. Madrid ha tenido siempre un peso importante en la Unión —claramente en el caso de los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar—, pero en este momento no dispone de cargos de relevancia en el mecanismo de rescate europeo ni en prácticamente ninguna de las instituciones europeas, salvo en la Comisión, con la vicepresidencia de Joaquín Almunia. El ministro de Finanzas, Luis de Guindos, sorprendió anoche con un segundo órdago en poco tiempo a sus socios —tras el rechazo al luxemburgués Yves Mersch en el BCE— y no apoyó el nombramiento del nuevo presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem. Guindos ha aclarado esta mañana, tras marcharse ayer sin hacer declaraciones ni dar explicaciones en la reunión de ministros de Finanzas, que esa posición responde a la insatisfacción de España con el reparto de los altos cargos europeos: “España está infrarrepresentada. La situación no es justa", dijo.

Fuentes del Gobierno destacan que, pese a la formidable crisis económica, España ha contribuido con 25.000 millones en préstamos a Atenas, a pesar de que la banca española no tenía exposición en Grecia. Y luego contribuyó a los rescates de Portugal e Irlanda y tiene que hacer frente a una contribución del 12% en el capital del Mede, el mecanismo de rescate europeo: 9.000 de los 80.000 millones del fondo de rescate serán españoles, con la que está cayendo. "Contribuimos en términos relativos exactamente igual que los demás; y en términos absolutos solo por detrás de Alemania, Francia e Italia. De ahí que España quiera dejar clara esa insatisfacción", según fuentes de Moncloa.Guindos se mostró confiado en que en el futuro la falta de representantes "se va a ir corrigiendo y España va a tener la representación que se merece de acuerdo con su peso económico, con los esfuerzos y con la solidaridad que ha demostrado con el conjunto de la eurozona”. “No es un puesto concreto sino el procedimiento, la concatenación de situaciones”, dijo en referencia a la penúltima batalla por la silla del BCE, de la que España salió perdedora.
La ofensiva diplomática no rindió los frutos esperados en el caso del BCE, en el que España esperaba contar con el apoyo de Francia. Ese apoyo no llegó: París no está precisamente en una posición fuerte en Europa, por su debilidad económica. En esta ocasión ha sucedido algo parecido: cuando parecía que París podía hacer frente común, se hizo a un lado al tener prácticamente asegurada la presidencia en el supervisor bancario único, en un ejemplo de libro de esa suerte de partida de ajedrez en la que se acaban convirtiendo los nombramientos.

En privado, tanto España como algún otro país ha destacado también que el nuevo presidente del Eurogrupo carece de experiencia comunitaria, y no despierta precisamente entusiasmo. Da igual: el sesgo de la correlación de fuerzas en la UE es arcadísimo en estos momentos. La política económica obedece al diktat alemán. Los últimos nombramientos dejan una correlación de fuerzas muy favorable al Norte (aunque algún país, como Portugal, ha sabido moverse y tiene una vicepresidencia en el BCE y la presidencia en la Comisión; Italia preside el BCE y la EBA, por ejemplo). Lejos quedan los años en que España era considerada “la Alemania del Sur” y tenía sillas con gran responsabilidad aquí y allá, en política exterior (Javier Solana) o alrededor de la mesa más importante en estos momentos de feroz crisis económica: la del BCE.Fuentes diplomáticas explicaron que a pesar de que esta vez, de nuevo, la votación estaba perdida, el objetivo era dejar constancia de la pérdida de peso español en las instituciones comunitarias: no tuvo nada que ver el hecho de que Dijsselbloem, pese a ser socialdemócrata, procede de uno de los países que forman el ala dura de la ortodoxia en la Unión, muy del agrado de Alemania. “Nos parece una persona correcta. España va a cooperar amigablemente con la nueva presidencia. Estoy convencido de que va a ser un presidente equilibrado”, dijo Guindos en relación a la necesidad de encontrar un punto de encuentro entre las visiones del Norte, más centradas en la austeridad, y las de la periferia, que piden a los países acreedores un viraje con la vista puesta en el crecimiento.

Aucun commentaire: