La banca española rebaja su dependencia del BCE un 8% al cierre de 2012
La deuda neta con el emisor cae a 313.109 millones, el nivel más bajo desde mayo de 2012
Las entidades acaparan un 35% del crédito neto del banco central, frente al 38,5% de noviembre
El rescate a las entidades nacionalizadas y el banco malo aflojan la presión sobre el sector
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, no
tendría problema alguno en incorporar la última estadística que brinda
el Eurosistema, el préstamo concedido por el emisor del euro a los
bancos, a los argumentos que avalan una mejora de las condiciones financieras, que alejan la necesidad de un rescate de España.
Porque lo que refleja esa estadística es que, a cierre de 2012, la
apelación de las entidades españolas al auxilio del BCE registró un
descenso notable. De diciembre a noviembre, el nivel de deuda de la
banca española con el emisor del euro bajó un 8%, para quedarse en
313.109 millones, el nivel más bajo desde mayo pasado.
El sector financiero español necesita aun una porción muy notable del enorme volumen de liquidez (1,1 billones de euros) con el que el BCE inundó a la banca de los Diecisiete para evitar un colapso. Pero también este trozo de la tarta es ahora menor (pasa del 38,5% al 35,4% del crédito neto), un indicador de que sus necesidades no son tan acuciantes como antes. Y de que la reestructuración de la banca (menos negocio, menos oficinas, menos empleados) ha cogido ritmo.
Además, las entidades nacionalizadas recibieron al cierre de 2012 casi 39.500 millones del fondo de rescate europeo, inyección que contabiliza como deuda pública española al estar garantizada su devolución por el fondo estatal de reestructuración bancaria, el FROB. Su traducción en liquidez no es inmediata: lo que reciben son títulos de deuda emitida por el fondo de rescate que le pueden servir como garantía ante el BCE para pedir más crédito. Las entidades nacionalizadas también traspasaron activos por 37.000 millones al banco malo en diciembre. En todo caso, son operaciones que alivian su precaria situación y le permiten una programación distinta de sus necesidades de tesorería.
El préstamo neto del Eurosistema se mantiene en niveles similares al de meses precedentes (884.094 millones), pero responde a razones algo más virtuosas: la deuda bruta y los depósitos de la banca en las cuentas del BCE desciende en la misma cuantía, unos 7.500 millones. Ambas tendencias reforzarían la idea de que los bancos recobran poco a poco la confianza en el resto del sistema y empiezan a prestarse entre sí. Pesa aquí también la decisión del BCE de no pagar nada (un 0%) a los bancos que dejen dinero depositado en sus cuentas.
En el caso de la banca española, el descenso es mayor porque, a diferencia de lo que ocurre en el conjunto del Eurosistema, el nivel de depósitos en el BCE aumenta (de 24.024 a 44.183 millones de euros). Un movimiento en el que caben, al menos, dos lecturas. Es posible que algunas entidades tengan más holgura que en meses precedentes -o que hayan conseguido reservar más recursos para próximos vencimientos de deuda-, pero también es un indicio de que la confianza llega a la economía española con cuentagotas, que prefieren no sacar rendiimiento a su dinero a arriesgarse a prestarlo.
El sector financiero español necesita aun una porción muy notable del enorme volumen de liquidez (1,1 billones de euros) con el que el BCE inundó a la banca de los Diecisiete para evitar un colapso. Pero también este trozo de la tarta es ahora menor (pasa del 38,5% al 35,4% del crédito neto), un indicador de que sus necesidades no son tan acuciantes como antes. Y de que la reestructuración de la banca (menos negocio, menos oficinas, menos empleados) ha cogido ritmo.
Además, las entidades nacionalizadas recibieron al cierre de 2012 casi 39.500 millones del fondo de rescate europeo, inyección que contabiliza como deuda pública española al estar garantizada su devolución por el fondo estatal de reestructuración bancaria, el FROB. Su traducción en liquidez no es inmediata: lo que reciben son títulos de deuda emitida por el fondo de rescate que le pueden servir como garantía ante el BCE para pedir más crédito. Las entidades nacionalizadas también traspasaron activos por 37.000 millones al banco malo en diciembre. En todo caso, son operaciones que alivian su precaria situación y le permiten una programación distinta de sus necesidades de tesorería.
El préstamo neto del Eurosistema se mantiene en niveles similares al de meses precedentes (884.094 millones), pero responde a razones algo más virtuosas: la deuda bruta y los depósitos de la banca en las cuentas del BCE desciende en la misma cuantía, unos 7.500 millones. Ambas tendencias reforzarían la idea de que los bancos recobran poco a poco la confianza en el resto del sistema y empiezan a prestarse entre sí. Pesa aquí también la decisión del BCE de no pagar nada (un 0%) a los bancos que dejen dinero depositado en sus cuentas.
En el caso de la banca española, el descenso es mayor porque, a diferencia de lo que ocurre en el conjunto del Eurosistema, el nivel de depósitos en el BCE aumenta (de 24.024 a 44.183 millones de euros). Un movimiento en el que caben, al menos, dos lecturas. Es posible que algunas entidades tengan más holgura que en meses precedentes -o que hayan conseguido reservar más recursos para próximos vencimientos de deuda-, pero también es un indicio de que la confianza llega a la economía española con cuentagotas, que prefieren no sacar rendiimiento a su dinero a arriesgarse a prestarlo.
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