vendredi 12 juillet 2013

Tasa Tobin

París frena la ‘Tasa Tobin’ después de defenderla durante años

Moscovici se erige en portavoz de la patronal y los bancos franceses y exige a Bruselas que se minimice el impuesto sobre las transacciones financieras



El ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, en Bruselas. / T. CHARLIER (AFP)
Después de pasar cinco años defendiendo desde la derecha, el centro y la izquierda la necesidad de aprobar una tasa a las transacciones financieras —llamada Tasa Tobin en honor del economista James Tobin, que la formuló en los años setenta—, y cuando once países de la Unión Europea, entre ellos Alemania, Italia y España, se habían puesto de acuerdo para aplicarla, Francia ha dado marcha atrás y ha exigido a la Comisión Europea que rebaje el alcance de una imposición que considera “excesiva”.
El ministro de Economía, Pierre Moscovici, afirmó el jueves que el proyecto ultimado por Bruselas, tal y como está planteado hoy, puede resultar perjudicial “para el futuro industrial de la plaza financiera de París” y para “la financiación de la economía francesa”, y ha exigido al comisario europeo de política fiscal, Algirdas Semeta, que “mejore y suavice” sus propuestas iniciales.

El comisario Semeta ya ha dado a entender que el proyecto de la Comisión será revisado a la baja, y el Ejecutivo comunitario ha hecho saber que está dispuesto a enmendar el texto entero antes de que entre en vigor.Moscovici se erige así en portavoz de la patronal, la banca, las aseguradoras y la Bolsa francesas, que el pasado 2 de abril enviaron una carta conjunta al ministerio en la que manifestaban su temor a que la Tasa sobre las Transacciones Financieras (TTF) pactada por Alemania, Francia, Italia, España, Austria, Portugal, Bélgica, Estonia, Grecia, Eslovaquia y Eslovenia, pueda suponerles un coste “superior a 70.000 millones de euros”. Según la banca gala, la tasa solo serviría para “destruir riqueza”.
Según fuentes conocedoras de la negociación, Francia ha ido virando de rumbo a lo largo de la opaca negociación técnica, que comenzó en mayo pasado, y su delegación ha exigido constantes rebajas en el alcance de la TTF, de forma que París ha pasado de ser el gran valedor de la TTF (Nicolas Sarkozy y François Hollande la defendieron con similar obstinación) a convertirse en su principal enemigo.
En un artículo publicado hoy en el diario francés Le Monde, Dominique Plihon —portavoz de Attac France— y Peter Wahl —presidente de la ONG alemana WEED— alertan de que Francia se ha unido sobre la marcha al “campo de los adversarios de la TTF”. Ambos explican que París está exigiendo —“entre bambalinas y a puerta cerrada, en una negociación sin alguna transparencia ni legitimidad democrática”— “unas excepciones que, tomadas de forma conjunta, convertirían a la tasa en una farsa sin efecto regulador que generaría unos ingresos ridículamente bajos”.
En este momento, nadie parece apostar un euro por un impuesto que buena parte de la ciudadanía ve cómo el símbolo de que los gobiernos y la política exigen de algún modo una contrapartida a las entidades financieras que originaron la crisis de 2008 y que en muchas ocasiones han sido rescatadas con dinero público.
Según Plihon y Wahl, si París mantiene sus posiciones, eso significará que “ha capitulado ante la presión de la patronal y de los bancos”, y la TTF “acabará siendo una caricatura de la propuesta de la Comisión”.

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