JP Morgan admite un error “mayúsculo” que generó pérdidas de 1.500 millones
El consejero delegado echa la culpa a la "incompetente" ejecución de la estrategia de inversión
El supervisor estadounidense examina lo sucedido en la división que realizó las operaciones
Sandro Pozzi
Nueva York
11 MAY 2012 - 16:10 CET25
Jamie Dimon, el consejero delegado de JP Morgan Chase, también comete
errores. Y el último fue, según sus propias palabras, "mayúsculo". El
mayor grupo financiero por volumen de activos en Estados Unidos admitió
el jueves que durante las últimas seis semanas acumuló pérdidas de 2.000
millones de dólares (1.500 millones de euros) por su apuestas
equivocadas en una cartera con derivados. Y el agujero puede ser aún
mayor si se le suman otros 1.000 millones que calcula tendrá si continúa
la volatilidad en el mercado.
Dimon no se corta al calificar a su banco como “la fortaleza”. Y eso fue lo que durante la crisis financiera le permitió atraer el dinero que buscaba puerto seguro en pleno caos. Además, era hasta ahora el ejecutivo más crítico con algunas disposiciones de la reforma financiera y criticó el persistente ataque del presidente Barack Obama a Wall Street. El último episodio, sin embargo, va a poner todos sus argumentos en cuestión.
El reputado banquero lo admitió en una inusual conferencia telefónica con analistas financieros para explicar lo sucedido. El error, que achacó a un agente bursátil apodado la ballena de Londres, lo calificó de “mayúsculo” y dijo que es “una vergüenza” para la entidad. Los títulos de JP Morgan Chase caían un 8,5% en la apertura de la sesión del viernes y arrastraron a otras entidades, por el temor de que otros bancos tengan el mismo problema.
La presidenta del regulador del mercado de valores, Mary Schapiro, dijo que es "prematuro" valorar lo sucedido en JP Morgan Chase y que antes deben examinarlo. El momento en el que Dimon anuncia las pérdidas, en todo caso, no puede ser peor. Los títulos de las grandes compañías financiera sufren por las turbulencias en los mercados por la crisis de la deuda soberana en Europa. Y, en paralelo, se dan las últimas pinceladas en EE UU a la normativa para limitar las operaciones con recursos propios de los bancos. Una medida que meterá más presión a la industria y que dañará su rentabilidad.
El caso vuelve a poner en evidencia la poca visibilidad y la complejidad que tienen ciertas operaciones de inversión de los bancos. Y eso hace muy difícil predecir su comportamiento. También cuestiona la validez de las pruebas de resistencia que se hacen en EE UU y en Europa a los grandes grupos financieros. Pero en el caso de JP Morgan Chase estas pérdidas no suponen un riesgo mayor para las finanzas de la entidad.
El ejecutivo de JP Morgan dejó claro que no cree tampoco que la operación vaya contra la controvertida regla Volcker, que restringe las actividades de riesgo con recursos propios de la entidad. “No la viola, pero sí viola el principio Dimon”. En esencia, la estrategia de inversión fallida pretendía mitigar el riesgo de una cartera con derivados. Pero como señaló, se les fue de las manos mientras los fondos de alto riesgo jugaban a la contra. "Es una vergüenza para nosotros", dijo Dimon, y acto seguido pidió perdón.
"Es bastante sorprendente que una compañía que presume de sus sistemas de gestión del riesgo y la fortaleza de su balance admita un error como este", apunta Todd Hagerman, analista de Sterne Agee, a la agencia Reuters. La semana pasada Dimon y los otros grandes banqueros de Wall Street se reunieron en la Reserva Federal para hablar de cómo los reguladores llevan a cabo las pruebas de resistencia a la banca para asegurarse de que las entidades tienen suficiente capital para soportar eventuales pérdidas. Los banqueros criticaron las restricciones de las operaciones en los mercados financieros.
Dimon no se corta al calificar a su banco como “la fortaleza”. Y eso fue lo que durante la crisis financiera le permitió atraer el dinero que buscaba puerto seguro en pleno caos. Además, era hasta ahora el ejecutivo más crítico con algunas disposiciones de la reforma financiera y criticó el persistente ataque del presidente Barack Obama a Wall Street. El último episodio, sin embargo, va a poner todos sus argumentos en cuestión.
El reputado banquero lo admitió en una inusual conferencia telefónica con analistas financieros para explicar lo sucedido. El error, que achacó a un agente bursátil apodado la ballena de Londres, lo calificó de “mayúsculo” y dijo que es “una vergüenza” para la entidad. Los títulos de JP Morgan Chase caían un 8,5% en la apertura de la sesión del viernes y arrastraron a otras entidades, por el temor de que otros bancos tengan el mismo problema.
La presidenta del regulador del mercado de valores, Mary Schapiro, dijo que es "prematuro" valorar lo sucedido en JP Morgan Chase y que antes deben examinarlo. El momento en el que Dimon anuncia las pérdidas, en todo caso, no puede ser peor. Los títulos de las grandes compañías financiera sufren por las turbulencias en los mercados por la crisis de la deuda soberana en Europa. Y, en paralelo, se dan las últimas pinceladas en EE UU a la normativa para limitar las operaciones con recursos propios de los bancos. Una medida que meterá más presión a la industria y que dañará su rentabilidad.
El caso vuelve a poner en evidencia la poca visibilidad y la complejidad que tienen ciertas operaciones de inversión de los bancos. Y eso hace muy difícil predecir su comportamiento. También cuestiona la validez de las pruebas de resistencia que se hacen en EE UU y en Europa a los grandes grupos financieros. Pero en el caso de JP Morgan Chase estas pérdidas no suponen un riesgo mayor para las finanzas de la entidad.
El ejecutivo de JP Morgan dejó claro que no cree tampoco que la operación vaya contra la controvertida regla Volcker, que restringe las actividades de riesgo con recursos propios de la entidad. “No la viola, pero sí viola el principio Dimon”. En esencia, la estrategia de inversión fallida pretendía mitigar el riesgo de una cartera con derivados. Pero como señaló, se les fue de las manos mientras los fondos de alto riesgo jugaban a la contra. "Es una vergüenza para nosotros", dijo Dimon, y acto seguido pidió perdón.
"Es bastante sorprendente que una compañía que presume de sus sistemas de gestión del riesgo y la fortaleza de su balance admita un error como este", apunta Todd Hagerman, analista de Sterne Agee, a la agencia Reuters. La semana pasada Dimon y los otros grandes banqueros de Wall Street se reunieron en la Reserva Federal para hablar de cómo los reguladores llevan a cabo las pruebas de resistencia a la banca para asegurarse de que las entidades tienen suficiente capital para soportar eventuales pérdidas. Los banqueros criticaron las restricciones de las operaciones en los mercados financieros.
La visión está sostenida en la generación de soluciones inteligentes.
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