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Bankia reaviva el debate internacional sobre el rescate de la banca española
Un 'think tank' de Bruselas calcula que las provisiones deberían elevarse en 270.000 millones
La comparación con la crisis irlandesa se extiende entre analistas y medios extranjeros
La Comisión Europea sostuvo la semana pasada que no hará falta recurrir al fondo de la UE
Bloomberg /
El País
Nueva York
/
Madrid
10 MAY 2012 - 17:38 CET16
o Olli Rehn (a la derecha) y su portavoz, Amadeu Altafaj. / EFE
La marea de informes pesimistas sobre la situación de la banca española vuelve a crecer tras la decisión del Gobierno de tomar el control de Bankia
mediante la nacionalización de la matriz del grupo, el Banco Financiero
y de Ahorro (BFA), que también acumula los activos más problemáticos
vinculados al ladrillo. Expertos internacionales creen que la nueva exigencia de más provisiones
—reservar dinero para cubrir pérdidas potenciales— que plantea el
Gobierno debe extenderse a toda la cartera de créditos, incluyendo los
que ahora no presentan riegos de impago y los que no están relacionados
directamente con el ladrillo. El resultado de estas cuentas sería una
cantidad de dinero que excede las posibilidades de muchas entidades y
del propio Gobierno español. La conclusión, que sería necesario apelar
al fondo de rescate europeo o al Fondo Monetario Internacional. Algo que
el FMI y la Comisión Europea han descartado varias veces en las últimas
semanas.
Para la mayoría de los analistas internacionales, la referencia es Irlanda, un país que tuvo que pedir el rescate de la UE al atragantarse en su banca el estallido de una burbuja inmobiliaria muy similar a la española. Irlanda, que inyectó 63.000 millones de euros en su banca tras traspasar los activos más problemáticos a un banco malo y forzar el reconocimiento generalizado de pérdidas, fue auxiliado con casi 70.000 millones por la UE y el FMI. La asunción pública de las pérdidas bancarias disparó el déficit del Estado irlandés al 30% del PIB en 2010 y la deuda pública escaló hasta superar el 100% del PIB. Irlanda, como España, había empezado la crisis con superávit presupuestario y niveles muy bajos de deuda pública.
Con ese punto de partida, el Center for European Policy Studies (CEPS), un influyente think tank de Bruselas, plantea que el Gobierno debería forzar provisiones adicionales por 270.000 millones de euros, cinco veces más que lo que exigió en febrero (53.000 millones) para sanear activos vinculados al ladrillo (en total, las entidades españolas tienen provisionado, o están obligados a hacerlo entre este año y el próximo, pérdidas por más de 100.000 millones, un tercio de los activos problemáticos.
El CEPS realiza sus cuentas a partir de la aplicación de distintos ratios de provisión a la cartera de créditos que ahora se considera que no está expuesta a riesgo de impago, pero que pueden estarlo próximamente dado el deterioro de las condiciones económicas en España, con otra recesión en marcha y una tasa de paro por encima del 24%. Es un esquema muy similar al irlandés: no solo debería elevarse la provisión de créditos inmobiliarios que ahora no se tildan de problemáticos, sino que también debería estimarse la posibilidad de pérdidas en los créditos hipotecarios y los préstamos a las pymes y grandes compañías.
"¿Cómo se puede hablar solo de préstamos inmobiliarios problemáticos, cuando más y más créditos acaban siendo fallidos en el resto de la economía”, cuestiona Patrick Lee, analista de Royal Bank of Canada. El resultado de cálculos como los de CEPS es inmanejable para el sector bancario español. También para el Gobierno. “Si se reconocen pérdidas de forma mucho más agresiva, no veo como puede afrontarlo España sin ayuda exterior”, añadió. “El reconocimiento de pérdidas que hizo Irlanda contribuyó a mejorar la confianza, España es un goteo de malas noticias sobre su sector financiero, justo lo contrario”, añadió Edward Parker, de Fitch Ratings.
Varios medios europeos, como la BBC, se hicieron eco del paralelismo
con Irlanda y del debate sobre una posible intervención del fondo de
rescate europeo. No faltaron a la cita algunos clásicos, como Axel
Weber, expresidente del Bundesbank y ahora consejero delegado de UBS,
quien alertó ayer “de los graves riesgos de contagio” que suponen para
la zona euro los problemas financieros de España. O el economista
Nouriel Roubini, quien, en un artículo en Financial Times, eleva las
necesidades de capital de las entidades españolas dado el deterioro
“incesante” de sus activos. Roubini, uno de los profetas más conocidos
de la crisis financiera, valora esas necesidades adicionales en un rango
muy amplio (entre 100.000 y 250.000 millones) sin detallar como llega a
esa conclusión.
“La atención de inversores y observadores está girando hacia la parte de la cartera que está en buen estado por ahora”, recalca Tano Santos, de la Columbia University, en el blog NadaesGratis, de la fundación Fedea. La envergadura de las provisiones adicionales y la posibilidad de que haya que inyectar dinero público para ayudar a las entidades que no tengan capital suficiente para afrontarlas, como Bankia, alientan la expectativa de que la crisis financiera engorde el déficit o la deuda pública, o ambos. Y esa incertidumbre contribuye a mantener la prima de riesgo española muy cerca de sus niveles récord.
La opción de usar el fondo de rescates europeo o créditos del FMI, a la que analistas internacionales se refieren de forma habitual, se ve como innecesaria en Bruselas, Washington o Berlín. Eso es al menos lo que declaran una y otra vez los representantes de la Comisión o del Fondo. “No hay nada que indique esa necesidad”, insistió hace una semana el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn. A bien seguro, este viernes, en la presentación de las nuevas previsiones económicas de la Comisión, tendrá que responder a la misma pregunta.
Para la mayoría de los analistas internacionales, la referencia es Irlanda, un país que tuvo que pedir el rescate de la UE al atragantarse en su banca el estallido de una burbuja inmobiliaria muy similar a la española. Irlanda, que inyectó 63.000 millones de euros en su banca tras traspasar los activos más problemáticos a un banco malo y forzar el reconocimiento generalizado de pérdidas, fue auxiliado con casi 70.000 millones por la UE y el FMI. La asunción pública de las pérdidas bancarias disparó el déficit del Estado irlandés al 30% del PIB en 2010 y la deuda pública escaló hasta superar el 100% del PIB. Irlanda, como España, había empezado la crisis con superávit presupuestario y niveles muy bajos de deuda pública.
Con ese punto de partida, el Center for European Policy Studies (CEPS), un influyente think tank de Bruselas, plantea que el Gobierno debería forzar provisiones adicionales por 270.000 millones de euros, cinco veces más que lo que exigió en febrero (53.000 millones) para sanear activos vinculados al ladrillo (en total, las entidades españolas tienen provisionado, o están obligados a hacerlo entre este año y el próximo, pérdidas por más de 100.000 millones, un tercio de los activos problemáticos.
El CEPS realiza sus cuentas a partir de la aplicación de distintos ratios de provisión a la cartera de créditos que ahora se considera que no está expuesta a riesgo de impago, pero que pueden estarlo próximamente dado el deterioro de las condiciones económicas en España, con otra recesión en marcha y una tasa de paro por encima del 24%. Es un esquema muy similar al irlandés: no solo debería elevarse la provisión de créditos inmobiliarios que ahora no se tildan de problemáticos, sino que también debería estimarse la posibilidad de pérdidas en los créditos hipotecarios y los préstamos a las pymes y grandes compañías.
"¿Cómo se puede hablar solo de préstamos inmobiliarios problemáticos, cuando más y más créditos acaban siendo fallidos en el resto de la economía”, cuestiona Patrick Lee, analista de Royal Bank of Canada. El resultado de cálculos como los de CEPS es inmanejable para el sector bancario español. También para el Gobierno. “Si se reconocen pérdidas de forma mucho más agresiva, no veo como puede afrontarlo España sin ayuda exterior”, añadió. “El reconocimiento de pérdidas que hizo Irlanda contribuyó a mejorar la confianza, España es un goteo de malas noticias sobre su sector financiero, justo lo contrario”, añadió Edward Parker, de Fitch Ratings.
La opción de usar el fondo de rescates europeo o
créditos del FMI, a la que analistas internacionales se refieren de
forma habitual, se ve como innecesaria en Bruselas, Washington o Berlín
“La atención de inversores y observadores está girando hacia la parte de la cartera que está en buen estado por ahora”, recalca Tano Santos, de la Columbia University, en el blog NadaesGratis, de la fundación Fedea. La envergadura de las provisiones adicionales y la posibilidad de que haya que inyectar dinero público para ayudar a las entidades que no tengan capital suficiente para afrontarlas, como Bankia, alientan la expectativa de que la crisis financiera engorde el déficit o la deuda pública, o ambos. Y esa incertidumbre contribuye a mantener la prima de riesgo española muy cerca de sus niveles récord.
La opción de usar el fondo de rescates europeo o créditos del FMI, a la que analistas internacionales se refieren de forma habitual, se ve como innecesaria en Bruselas, Washington o Berlín. Eso es al menos lo que declaran una y otra vez los representantes de la Comisión o del Fondo. “No hay nada que indique esa necesidad”, insistió hace una semana el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn. A bien seguro, este viernes, en la presentación de las nuevas previsiones económicas de la Comisión, tendrá que responder a la misma pregunta.
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