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Primera medida del Gobierno socialista francés: un 30% menos de sueldo
Los 34 ministros firman un código deontológico que les obliga a ser “ejemplares, solidarios y transparentes”
La reforma de la Francia sarkozysta ha empezado hoy. El nuevo Gobierno socialista, dirigido por Jean-Marc Ayrault y presidido por François Hollande,
ha celebrado en el Elíseo su primer consejo de ministros, y ha tomado
sus primeras decisiones. La primera es reducir el 30% todos los sueldos
de los miembros del Gabinete y del presidente. “Esto es la
ejemplaridad”, ha declarado el primer ministro Jean-Marc Ayrault. La
decisión, una promesa electoral de Hollande, se ha plasmado en un
decreto, ha precisado Ayrault, “porque el jefe del Estado y el primer
ministro se bajan el salario con carácter retroactivo y fecha de 15 de
mayo”. La remuneración mensual bruta de un ministro pasa así de 14.200 a
9.940 euros mensuales.
Además, Hollande y Ayrault, las dos cabezas del Ejecutivo, han dado a firmar a sus 17 ministros y 17 ministros delegados (17 hombres y 17 mujeres, el primer gabinete paritario de la historia del país), un código deontológico que les compromete a cumplir una serie de obligaciones políticas y de conducta personal destinadas a realizar la promesa de una presidencia “normal”. La carta de deberes, dada a conocer por la web de Le Monde, supone una ruptura total en las formas y el estilo con la presidencia de Nicolas Sarkozy, conocido por el apelativo “bling bling” (nuevo rico y hortera), y marcado por la sucesión de escándalos políticos y económicos.
El código estipula reglas muy precisas para que los ministros no incurran en abusos, conflictos de intereses o acumulación de cargos y regalías públicas, y les obliga a publicar sus declaraciones de la renta al inicio del mandato, a declarar cuál será su vivienda, y a poner su “patrimonio mobiliario en manos de un intermediario acreditado que garantice que ellos no participarán en la gestión”.
Los miembros del Gobierno no podrán quedarse los regalos de cuantía superior a 150 euros, ni aceptar “invitaciones privadas de Gabinetes extranjeros o personas físicas o morales relacionadas con su departamento”, y deberán “abstenerse absolutamente de toda intervención relacionada con la situación de un miembro de su familia o de un amigo”.
Las bases del código, ha explicado la portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, tras el consejo, son “la ejemplaridad, la dignidad y la sobriedad en el comportamiento y en la actividad política”. Según Ayrault, “los ministros no deben mezclar géneros y deben estar al servicio de la República en exclusiva”.
El documento, elaborado por el equipo del exprimer ministro Laurent Fabius, ahora titular de Exteriores, afirma que los miembros del Ejecutivo se regirán por los principios de eficacia, transparencia y solidaridad con el colectivo. Por lo tanto, no podrán “expresar desacuerdos que puedan debilitar al Gobierno una vez se haya tomado una decisión”, y reducirán el número de ayudantes a un máximo de 15 los ministros y a un total de 10 los ministros delegados. Además, deberán reducir los gastos de cada gabinete ministerial en un 10%.
El código establece la obligación de “escuchar a los ciudadanos” y avanzar hacia una democracia más participativa. Los ministros “mantendrán relaciones con los otros grupos institucionales de sus ministerios”, y “practicarán los contactos con el público utilizando las posibilidades que ofrece Internet”.
Para mejorar la transparencia de la actividad ejecutiva, los proyectos de ley que se envíen al presidente de la República y el primer ministro deberán plasmar “las consultas realizadas, su resultado y la forma en que han ayudado a completar el proyecto”, y todos los ministerios deberán colgar “en Internet de una forma cómoda y gratuita un gran número de datos públicos”.
El reglamento llega a recomendar a los ministros que “privilegien los viajes en tren siempre que sea posible y cuando el trayecto sea inferior a tres horas”, y regula incluso los desplazamientos en coche: “Salvo obligación particular que justifique el uso de una escolta motociclista, sus viajes en automóvil se hacen con discreción y respetando el código de circulación”.
Además, Hollande y Ayrault, las dos cabezas del Ejecutivo, han dado a firmar a sus 17 ministros y 17 ministros delegados (17 hombres y 17 mujeres, el primer gabinete paritario de la historia del país), un código deontológico que les compromete a cumplir una serie de obligaciones políticas y de conducta personal destinadas a realizar la promesa de una presidencia “normal”. La carta de deberes, dada a conocer por la web de Le Monde, supone una ruptura total en las formas y el estilo con la presidencia de Nicolas Sarkozy, conocido por el apelativo “bling bling” (nuevo rico y hortera), y marcado por la sucesión de escándalos políticos y económicos.
El código estipula reglas muy precisas para que los ministros no incurran en abusos, conflictos de intereses o acumulación de cargos y regalías públicas, y les obliga a publicar sus declaraciones de la renta al inicio del mandato, a declarar cuál será su vivienda, y a poner su “patrimonio mobiliario en manos de un intermediario acreditado que garantice que ellos no participarán en la gestión”.
Los miembros del Gobierno no podrán quedarse los regalos de cuantía superior a 150 euros, ni aceptar “invitaciones privadas de Gabinetes extranjeros o personas físicas o morales relacionadas con su departamento”, y deberán “abstenerse absolutamente de toda intervención relacionada con la situación de un miembro de su familia o de un amigo”.
Las bases del código, ha explicado la portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, tras el consejo, son “la ejemplaridad, la dignidad y la sobriedad en el comportamiento y en la actividad política”. Según Ayrault, “los ministros no deben mezclar géneros y deben estar al servicio de la República en exclusiva”.
El documento, elaborado por el equipo del exprimer ministro Laurent Fabius, ahora titular de Exteriores, afirma que los miembros del Ejecutivo se regirán por los principios de eficacia, transparencia y solidaridad con el colectivo. Por lo tanto, no podrán “expresar desacuerdos que puedan debilitar al Gobierno una vez se haya tomado una decisión”, y reducirán el número de ayudantes a un máximo de 15 los ministros y a un total de 10 los ministros delegados. Además, deberán reducir los gastos de cada gabinete ministerial en un 10%.
El código establece la obligación de “escuchar a los ciudadanos” y avanzar hacia una democracia más participativa. Los ministros “mantendrán relaciones con los otros grupos institucionales de sus ministerios”, y “practicarán los contactos con el público utilizando las posibilidades que ofrece Internet”.
Para mejorar la transparencia de la actividad ejecutiva, los proyectos de ley que se envíen al presidente de la República y el primer ministro deberán plasmar “las consultas realizadas, su resultado y la forma en que han ayudado a completar el proyecto”, y todos los ministerios deberán colgar “en Internet de una forma cómoda y gratuita un gran número de datos públicos”.
El reglamento llega a recomendar a los ministros que “privilegien los viajes en tren siempre que sea posible y cuando el trayecto sea inferior a tres horas”, y regula incluso los desplazamientos en coche: “Salvo obligación particular que justifique el uso de una escolta motociclista, sus viajes en automóvil se hacen con discreción y respetando el código de circulación”.
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