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Liberbank, Ibercaja y Caja3 crean el séptimo mayor banco del país
La operación precisará la inyección de bonos convertibles del Estado
El presidente será Amado Franco Lahoz y el consejero delegado, Manuel Menéndez Menéndez
Ibercaja Banco controlará el 46,50%; Liberbank el 45,50% y Banco Grupo Caja3 el 8%
La presión del Gobierno para que se fusionen las entidades ha dado el
primer fruto. La asturiana Liberbank (que incluye a Cajastur, CCM, Caja
Cantabria y Caja Extremadura) y la aragonesa Ibercaja (que agrupa a
esta entidad, y a la CAI, Caja Círculo de Burgos y Caja de Bajadoz)
anunciaron este martes su fusión para crear la séptima entidad
financiera española. El nuevo banco tendrá unos activos totales de
116.000 millones, 2.500 oficinas y 12.728 empleados. Ahora queda la
murciana BMN y la malagueña Unicaja como entidades en busca de su
futuro, bien sea unidas, como desea el Ministerio de Economía, o por
separado, una opción más complicada.
El grupo resultante de la fusión será presidido por Amado Franco —que ocupa este cargo en Ibercaja— mientras que Manuel Menéndez, actual responsable de Liberbank, será el consejero delegado. La sede social estará en Madrid, aunque habrá sedes operativas y servicios centrales distribuidos en los territorios de origen de las cajas.
La unión de los dos grupos de cajas (que en realidad son tres porque Ibercaja estaba en proceso de unión con Caja3), sumará un requerimiento de provisiones contra el ladrillo de unos 2.500 millones, en virtud de las dos leyes de mayo y febrero que ha publicado el Gobierno. La entidad admite que intentará cubrir todas estas dotaciones extraordinarias con "emisiones de capital propias de la entidad". Las entidades que forman el grupo no han pedido ningún apoyo de dinero público.
No obstante, fuentes del mercado dan por seguro que tendrá que recurrir a los bonos convertibles en capital que presta el Gobierno (denominados en el argot financiero cocos) en importes muy elevados, superiores a los 1.500 millones, según fuentes financieras. El problema es que estos cocos se pagan a un 10% anual, lo que supone una factura elevada que merma considerablemente la cuenta de resultados. Lo que parece descartado es que el Estado vaya a entrar directamente en el capital del nuevo grupo, como ha hecho recientemente en Bankia.
Una de las grandes ventajas de la fusión es que nacerá con una necesidad de financiación mayorista por debajo del 20%. Esto supone que no tendrá que tener un nivel de capital principal del 10%, como hasta ahora estaba establecido, sino del 8%. La diferencia supone que se ahorrarán disponer de un capital extra de unos 700 millones.
Ibercaja, la de mayor tamaño, tendrá un peso del 46,5% en el accionariado del grupo resultante de la integración; Liberbank, el 45,5% y Caja 3, el 8% restante. No obstante, todas las decisiones más importantes se deberán tomar por mayorías cualificadas lo que impedirá que la entidad asturiana quede arrinconada.
Las partes han acordado atenerse a los preceptos que establece el Código de Buen Gobierno y constituirán un consejo de administración en el que un tercio de los miembros serán independientes. El número máximo de consejeros será de 15.
Las entidades aseguraron que la operación parte de elementos como una cultura compartida basada en la cercanía y la confianza al cliente, la complementariedad de los negocios y la aportación por parte de cada entidad de una fortaleza distinta.
Uno de los negocios que se pretende potenciar es el de financiación a las pymes. El mayor tamaño proporcionará al grupo resultante la posibilidad de acceder a los mercados de financiación en condiciones más competitivas.
Fuentes oficiales indicaron que el Ministerio de Economía ya está al tanto de la operación de integración de las tres cajas y la ve con buenos ojos. De culminarse la integración, se trataría de la primera que se acomete entre las entidades de tamaño mediano tras la segunda reforma financiera aprobada por el Ejecutivo el pasado 11 de mayo. Dicha reforma, que establece la necesidad de provisionar el crédito sano al negocio promotor, tiene como objetivo secundario impulsar la consolidación del sector y acelerar las fusiones con vistas a que se constituyan grupos financieros con masa crítica para acceder sin problemas a la financiación exterior con un volumen de activos superior a los 100.000 millones.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, dijo estar "muy preocupado" tras conocerse los planes de una nueva fusión de Liberbank, el banco en que se integró Caja Cantabria. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, defendió que la sede social resultante de la fusión se mantenga en Aragón, donde está Ibercaja.
El grupo resultante de la fusión será presidido por Amado Franco —que ocupa este cargo en Ibercaja— mientras que Manuel Menéndez, actual responsable de Liberbank, será el consejero delegado. La sede social estará en Madrid, aunque habrá sedes operativas y servicios centrales distribuidos en los territorios de origen de las cajas.
La unión de los dos grupos de cajas (que en realidad son tres porque Ibercaja estaba en proceso de unión con Caja3), sumará un requerimiento de provisiones contra el ladrillo de unos 2.500 millones, en virtud de las dos leyes de mayo y febrero que ha publicado el Gobierno. La entidad admite que intentará cubrir todas estas dotaciones extraordinarias con "emisiones de capital propias de la entidad". Las entidades que forman el grupo no han pedido ningún apoyo de dinero público.
No obstante, fuentes del mercado dan por seguro que tendrá que recurrir a los bonos convertibles en capital que presta el Gobierno (denominados en el argot financiero cocos) en importes muy elevados, superiores a los 1.500 millones, según fuentes financieras. El problema es que estos cocos se pagan a un 10% anual, lo que supone una factura elevada que merma considerablemente la cuenta de resultados. Lo que parece descartado es que el Estado vaya a entrar directamente en el capital del nuevo grupo, como ha hecho recientemente en Bankia.
Una de las grandes ventajas de la fusión es que nacerá con una necesidad de financiación mayorista por debajo del 20%. Esto supone que no tendrá que tener un nivel de capital principal del 10%, como hasta ahora estaba establecido, sino del 8%. La diferencia supone que se ahorrarán disponer de un capital extra de unos 700 millones.
Ibercaja, la de mayor tamaño, tendrá un peso del 46,5% en el accionariado del grupo resultante de la integración; Liberbank, el 45,5% y Caja 3, el 8% restante. No obstante, todas las decisiones más importantes se deberán tomar por mayorías cualificadas lo que impedirá que la entidad asturiana quede arrinconada.
Las partes han acordado atenerse a los preceptos que establece el Código de Buen Gobierno y constituirán un consejo de administración en el que un tercio de los miembros serán independientes. El número máximo de consejeros será de 15.
Las entidades aseguraron que la operación parte de elementos como una cultura compartida basada en la cercanía y la confianza al cliente, la complementariedad de los negocios y la aportación por parte de cada entidad de una fortaleza distinta.
Uno de los negocios que se pretende potenciar es el de financiación a las pymes. El mayor tamaño proporcionará al grupo resultante la posibilidad de acceder a los mercados de financiación en condiciones más competitivas.
Fuentes oficiales indicaron que el Ministerio de Economía ya está al tanto de la operación de integración de las tres cajas y la ve con buenos ojos. De culminarse la integración, se trataría de la primera que se acomete entre las entidades de tamaño mediano tras la segunda reforma financiera aprobada por el Ejecutivo el pasado 11 de mayo. Dicha reforma, que establece la necesidad de provisionar el crédito sano al negocio promotor, tiene como objetivo secundario impulsar la consolidación del sector y acelerar las fusiones con vistas a que se constituyan grupos financieros con masa crítica para acceder sin problemas a la financiación exterior con un volumen de activos superior a los 100.000 millones.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, dijo estar "muy preocupado" tras conocerse los planes de una nueva fusión de Liberbank, el banco en que se integró Caja Cantabria. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, defendió que la sede social resultante de la fusión se mantenga en Aragón, donde está Ibercaja.
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