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La deuda española se asoma al abismo
La prima de riesgo supera por primera vez los 500 puntos básicos
El tipo de interés del bono a 10 años subió hasta el 6,5% durante la mañana
El Ibex termina la jornada en 6.611,5 puntos tras una caída del 1,33%
El Gobierno asegura que la banca no necesita el fondo de rescate "de momento"
Una vez más, España entera vivió este miércoles pendiente de los
mercados. Pero cada día que esto ocurre es peor que el anterior. La
prima de riesgo, el termómetro que sirve para medir la fiebre de una
economía, superó la barrera que nunca había alcanzado, los 500 puntos
básicos. En esta cifra se resumen todos los problemas que se agolpan
dentro y fuera. Mientras Grecia se convierte en un país ingobernable
del que nadie puede saber qué va a ser en los próximos meses, semanas o
días, el riesgo asociado a la deuda española está ya en un nivel
similar al que llevó a la intervención de socios más pequeños como
Grecia, Portugal e Irlanda. Y el Banco Central Europeo (BCE), el único
organismo con fuerza suficiente como para dar un golpe encima de la
mesa, parece que no anima a comprar deuda de forma masiva, como ya hizo
el verano pasado, cuando el agua amenazaba con ahogar no solo a España,
sino a Italia también.
A nadie sorprende que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, reunido en Londres con inversores a los que le explicaba la última reforma financiera, negara que España vaya a necesitar el fondo de rescate europeo para recapitalizar sus bancos. Pero resulta cuando menos inquietante que el secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, asegurara que "de momento" las entidades financieras españolas no van a precisar la inyección del dinero público europeo. En declaraciones recogidas por Efe, Méndez de Vigo insistió en que las instituciones comunitarias no se han planteado la posibilidad de que España tenga que ser rescatada.
Carlos Solchaga, el hombre que dirigió la política económica española entre 1985 y 1993, echó este miércoles más leña al fuego al asegurar que el país está "en relativo riesgo" porque las otras intervenciones se decidieron cuando la prima de riesgo superó los 500 puntos. José Luis Martínez, analista de Citi, considera sin embargo que el riesgo de impago de un país no depende tanto del nivel de su prima de riesgo o la rentabilidad de su bono, como de la velocidad a la que lo alcance.
Y sin embargo, dentro de la extrema gravedad del paciente, algunos
matices contribuyen a aliviar un poco el ambiente. La prima de riesgo
está en máximos, sí —a primera hora del miércoles superó los 507 puntos y
más tarde bajó hasta los 482— pero el rendimiento del bono español —que
es lo que realmente afecta a las arcas públicas— ha conocido cotas más
altas. Un bono a diez años cotizaba en el mercado secundario a un tipo
del 6,3%, cuando el pasado mes de noviembre rozó el 6,7%.
Otro motivo de relativa alegría dentro de la depresión generalizada es que los rendimientos de los bonos de la deuda española a otros plazos —dos, tres, cuatro, cinco o 30 años— están aún muy lejos de los niveles astronómicos que alcanzaron hace seis meses.
Frente a los dimes y diretes de los políticos europeos y la catastrófica situación griega, Mario Draghi, el presidente del BCE, es el único hombre con poder como para revertir la situación a corto plazo. Y a tenor de las informaciones que los señores del euro suelen emitir de forma oficiosa desde Fráncfort, parece que Draghi no se decidió a comprar deuda en el mercado secundario para aliviar las tensiones. "El contagio procede de Grecia, por lo que no hay nada que el Gobierno español pueda hacer. El BCE no solo tiene que entrar en el mercado de deuda de los países más perjudicados, sino que debe decir que lo está haciendo, como ya ocurrió durante las tensiones de agosto del año pasado, e iniciar una nueva ronda de liquidez para la banca europea. Es la única solución a corto plazo", señala Emilio Ontiveros, presidente de AFI.
Una buena ocasión para medir la credibilidad de las finanzas españolas será en la subasta de deuda que celebrará el Tesoro. Esta cita tendrá interés no solo interno, ya que, tras la muy posible caída definitiva de Grecia, España es la verdadera piedra de toque sobre la sostenibilidad de la zona euro. "Nos jugamos no solo el respeto de la eurozona, sino la propia integridad de la UE", señala Ontiveros.
Los valores bancarios han protagonizado la jornada, esta vez como nota relativamente positiva, ya que han conseguido aminorar el ritmo del castigo de los últimos días, con excepción de Bankia, que prosigue su descalabro tras ser nacionalizada la semana pasada: ha perdido un 11,12%. Le siguen en pérdidas Bankinter (-4,8%), Santander (-1,8%), Caixabank (-0,7%) y BBVA (-0,41%). Sabadell ha logrado mantenerse sin cambios y Popular se ha anotado incluso un avance del 0,6%.
Concretamente, las emisiones a dos y cinco años se han colocado al 0,74% (frente al 0,85%) y al 1,72% (frente al 1,83%), este último tipo es el más bajo desde la creación del euro. Por la referencia a cuatro años se ha pagado un 0,95% (un 1,06% el 19 de abril) y por la que vence en 2017 un 1,37%.
A nadie sorprende que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, reunido en Londres con inversores a los que le explicaba la última reforma financiera, negara que España vaya a necesitar el fondo de rescate europeo para recapitalizar sus bancos. Pero resulta cuando menos inquietante que el secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, asegurara que "de momento" las entidades financieras españolas no van a precisar la inyección del dinero público europeo. En declaraciones recogidas por Efe, Méndez de Vigo insistió en que las instituciones comunitarias no se han planteado la posibilidad de que España tenga que ser rescatada.
Carlos Solchaga, el hombre que dirigió la política económica española entre 1985 y 1993, echó este miércoles más leña al fuego al asegurar que el país está "en relativo riesgo" porque las otras intervenciones se decidieron cuando la prima de riesgo superó los 500 puntos. José Luis Martínez, analista de Citi, considera sin embargo que el riesgo de impago de un país no depende tanto del nivel de su prima de riesgo o la rentabilidad de su bono, como de la velocidad a la que lo alcance.
Carlos Solchaga, el hombre que dirigió la
política económica española entre 1985 y 1993, echó más leña al fuego al
asegurar que el país está "en relativo riesgo"
Otro motivo de relativa alegría dentro de la depresión generalizada es que los rendimientos de los bonos de la deuda española a otros plazos —dos, tres, cuatro, cinco o 30 años— están aún muy lejos de los niveles astronómicos que alcanzaron hace seis meses.
Frente a los dimes y diretes de los políticos europeos y la catastrófica situación griega, Mario Draghi, el presidente del BCE, es el único hombre con poder como para revertir la situación a corto plazo. Y a tenor de las informaciones que los señores del euro suelen emitir de forma oficiosa desde Fráncfort, parece que Draghi no se decidió a comprar deuda en el mercado secundario para aliviar las tensiones. "El contagio procede de Grecia, por lo que no hay nada que el Gobierno español pueda hacer. El BCE no solo tiene que entrar en el mercado de deuda de los países más perjudicados, sino que debe decir que lo está haciendo, como ya ocurrió durante las tensiones de agosto del año pasado, e iniciar una nueva ronda de liquidez para la banca europea. Es la única solución a corto plazo", señala Emilio Ontiveros, presidente de AFI.
Una buena ocasión para medir la credibilidad de las finanzas españolas será en la subasta de deuda que celebrará el Tesoro. Esta cita tendrá interés no solo interno, ya que, tras la muy posible caída definitiva de Grecia, España es la verdadera piedra de toque sobre la sostenibilidad de la zona euro. "Nos jugamos no solo el respeto de la eurozona, sino la propia integridad de la UE", señala Ontiveros.
Bolsa española
El Ibex 35, principal índice de la Bolsa española, que ha abierto el miércoles con una caída del 1,1%, arrastrado de nuevo por los valores bancarios, ha llegado a ceder un 2,45% por la mañana, hasta 6.536,2 puntos. A partir de ese momento, las pérdidas se han ido recortando e incluso han llegado a convertirse en ganancias en algún momento, aunque el día se ha saldado con una caída del Ibex del 1,33%, hasta 6.611,5 puntos, lo que mantiene el indicador en niveles de 2003.Los valores bancarios han protagonizado la jornada, esta vez como nota relativamente positiva, ya que han conseguido aminorar el ritmo del castigo de los últimos días, con excepción de Bankia, que prosigue su descalabro tras ser nacionalizada la semana pasada: ha perdido un 11,12%. Le siguen en pérdidas Bankinter (-4,8%), Santander (-1,8%), Caixabank (-0,7%) y BBVA (-0,41%). Sabadell ha logrado mantenerse sin cambios y Popular se ha anotado incluso un avance del 0,6%.
Tesoro francés
Lo cierto es que los inversores discriminan los países que consideran más seguros y prueba de ello es que el Tesoro francés ha colocado este miércoles deuda por importe de 7.996 millones de euros a tipos inferiores a los de la subasta previa del 19 de abril, en la primera emisión que realiza desde que el socialista François Hollande ganar las elecciones presidenciales.Concretamente, las emisiones a dos y cinco años se han colocado al 0,74% (frente al 0,85%) y al 1,72% (frente al 1,83%), este último tipo es el más bajo desde la creación del euro. Por la referencia a cuatro años se ha pagado un 0,95% (un 1,06% el 19 de abril) y por la que vence en 2017 un 1,37%.
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