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Los mercados castigan las dudas ante el rescate y las elecciones catalanas
El tipo de la deuda soberana a 10 años vuelve a superar el 6%
El Ibex finaliza en 7.854,4 puntos tras anotarse su cuarta mayor caída del año
Una tormenta perfecta de circunstancias descargó este miércoles sobre
los mercados para reavivar las dudas sobre la resolución de la crisis
de la deuda europea y, en última instancia, el futuro de la Eurozona. La
renovada incertidumbre sobre la capacidad de España de salir del
marasmo se plasmó en un repunte de la prima de riesgo —exceso de
rentabilidad que los inversores exigen al bono español a 10 años
respecto a su equivalente alemán— hasta 460 puntos básicos (4,6 puntos
porcentuales), tras terminar el martes en 416. La rentabilidad de la
deuda a ese plazo superó este miércoles de nuevo el 6%, una mala noticia
para el Tesoro español, que entre septiembre y diciembre debe afrontar
vencimientos por algo más de 50.000 millones de euros, unos 29.000
millones concentrados en octubre. La prima de riesgo italiana también
ganó 23 puntos, hasta 375, aunque el Tesoro de ese país colocó 9.000
millones de euros en títulos a seis meses a un tipo de interés del
1,503%, frente al 1,585% de la anterior subasta.
La Bolsa española, que desde finales de agosto se había instalado en una tendencia alcista, vio truncado su optimismo. El Ibex cerró la sesión en 7.854,4 puntos, tras anotarse un retroceso del 3,92%, su cuarta mayor caída del año. Acciona (-9,87%), FCC (9,11%) y Sacyr Vallehermoso (-8,98%) fueron los valores con mayores retrocesos. Enagas (+0,06%) fue la única compañía del indicador que evitó los números rojos, mientras Inditex (-0,8%) y Grifols (-1,67%) fueron los valores con menores pérdidas.
Todas las plazas europeas retrocedieron ante las turbulencias españolas. Londres cedió un 1,56%, París un 2,82%, Fráncfort un 2% y Milán un 3,29%. En el ánimo de los inversores mundiales pesaron las imágenes de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que el pasado martes trataron de rodear el Congreso de los Diputados, así como los vientos secesionistas abanderados en Cataluña por el Gobierno de Artur Mas, que convocó elecciones anticipadas para el próximo 25 de noviembre. “El flujo de noticias negativas sobre España está ganando empuje”, señaló a Bloomberg Michael Leister, responsable de renta fija en Commerzbank. “Sin duda, las protestas van a añadir presión, pero las noticias negativas sobre las regiones suponen un riesgo mayor”, añadió.
La prima de riesgo, una medida de la confianza de los inversores en la solvencia de España, regresa así a los niveles que presentaba antes de que el pasado 6 de septiembre Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunciara los detalles de un nuevo programa para aliviar el coste de financiación de países en apuros —España e Italia— que solo se activaría si previamente el Gobierno en cuestión pide ayuda al fondo europeo de rescate y se somete, a cambio, a un plan de ajustes.
Para los mercados, la mecha de la desconfianza se prendía el martes desde el norte de Europa, con una declaración de los ministros de Finanzas de Alemania, Holanda y Finlandia, en la que vertían un jarro de agua fría sobre las aspiraciones del Gobierno de Mariano Rajoy de dedicar fondos del futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para sanear sus bancos y evitar así hacerlo tirando de deuda pública. En particular, no será posible utilizarlos para financiar el banco malo, una concesión que esperaba obtener Madrid, y, en general, la participación del MEDE será limitada, según un comunicado de los ministros de Finanzas de los citados países. También señalaron que la unión bancaria, una condición previa para que se active la recapitalización de los bancos españoles con fondos del MEDE, podría no estar lista a principios de 2013, tal y como estaba previsto. España solicitó a finales de junio a sus socios europeos 100.000 millones de euros para sanear los bancos. “El comunicado sobre el MEDE arroja dudas sobre si España podrá descargarse las responsabilidades que asumirá con el rescate a la banca”, resumió ayer a la citada agencia Richard McGuire, responsable de renta fija de Rabobank International.
El próximo viernes, la firma de consultoría Oliver Wyman hará públicas las necesidades de capital de los bancos españoles.
La Bolsa española, que desde finales de agosto se había instalado en una tendencia alcista, vio truncado su optimismo. El Ibex cerró la sesión en 7.854,4 puntos, tras anotarse un retroceso del 3,92%, su cuarta mayor caída del año. Acciona (-9,87%), FCC (9,11%) y Sacyr Vallehermoso (-8,98%) fueron los valores con mayores retrocesos. Enagas (+0,06%) fue la única compañía del indicador que evitó los números rojos, mientras Inditex (-0,8%) y Grifols (-1,67%) fueron los valores con menores pérdidas.
Todas las plazas europeas retrocedieron ante las turbulencias españolas. Londres cedió un 1,56%, París un 2,82%, Fráncfort un 2% y Milán un 3,29%. En el ánimo de los inversores mundiales pesaron las imágenes de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que el pasado martes trataron de rodear el Congreso de los Diputados, así como los vientos secesionistas abanderados en Cataluña por el Gobierno de Artur Mas, que convocó elecciones anticipadas para el próximo 25 de noviembre. “El flujo de noticias negativas sobre España está ganando empuje”, señaló a Bloomberg Michael Leister, responsable de renta fija en Commerzbank. “Sin duda, las protestas van a añadir presión, pero las noticias negativas sobre las regiones suponen un riesgo mayor”, añadió.
La prima de riesgo, una medida de la confianza de los inversores en la solvencia de España, regresa así a los niveles que presentaba antes de que el pasado 6 de septiembre Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunciara los detalles de un nuevo programa para aliviar el coste de financiación de países en apuros —España e Italia— que solo se activaría si previamente el Gobierno en cuestión pide ayuda al fondo europeo de rescate y se somete, a cambio, a un plan de ajustes.
Para los mercados, la mecha de la desconfianza se prendía el martes desde el norte de Europa, con una declaración de los ministros de Finanzas de Alemania, Holanda y Finlandia, en la que vertían un jarro de agua fría sobre las aspiraciones del Gobierno de Mariano Rajoy de dedicar fondos del futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para sanear sus bancos y evitar así hacerlo tirando de deuda pública. En particular, no será posible utilizarlos para financiar el banco malo, una concesión que esperaba obtener Madrid, y, en general, la participación del MEDE será limitada, según un comunicado de los ministros de Finanzas de los citados países. También señalaron que la unión bancaria, una condición previa para que se active la recapitalización de los bancos españoles con fondos del MEDE, podría no estar lista a principios de 2013, tal y como estaba previsto. España solicitó a finales de junio a sus socios europeos 100.000 millones de euros para sanear los bancos. “El comunicado sobre el MEDE arroja dudas sobre si España podrá descargarse las responsabilidades que asumirá con el rescate a la banca”, resumió ayer a la citada agencia Richard McGuire, responsable de renta fija de Rabobank International.
El próximo viernes, la firma de consultoría Oliver Wyman hará públicas las necesidades de capital de los bancos españoles.
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