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La crisis obliga al FMI a revisar sus previsiones en apenas tres meses
La debilidad de la recuperación deja desfasadas las proyecciones del Fondo de julio
Lagarde dice que "el trabajo no está terminado" y que el tiempo de las decisiones es ahora
Sandro Pozzi
Nueva York
24 SEP 2012 - 18:29 CET3
El trabajo no está terminado y el momento es ahora. La directora
gerente del Fondo Monetario Internacional pidió de esta manera a los
gobiernos occidentales que aprovechen la “ventana” de oportunidad
abierta con las últimas decisiones de los bancos centrales para pasar a
la acción real y dar el impulso final necesario para salir de una crisis
que ha dejado desfasadas sus previsiones sobre la economía mundial
en apenas tres meses. "Seguimos proyectando una recuperación, pero el
crecimiento mundial todavía será un poco más débil de lo que anticipamos
en julio", ha advertido Lagarde.
Para el FMI, la prioridad sigue siendo Europa, pero en plena campaña electoral también hay un toque de intención a EE UU. “Necesitamos un repunte sostenido, no ir dando botes”, señaló la responsable del organismo financiero en el discurso previo a la cumbre de otoño, que este año se celebra en Tokio (Japón). “Si esta vez queremos que sea diferente, necesitamos certidumbre, no más incertidumbre”, remachó la dirigente en su llamamiento ante el Peterson Institute en Washington.
Lagarde, que el miércoles se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel, dio una vez más la bienvenida a las decisiones que en las últimas semanas adoptaron por el Banco Central Europeo, la Reserva Federal y el Banco Central de Japón. Pero la exministra francesa advierte de que la economía global sigue enfrentándose a riesgos y la incertidumbre política sigue haciendo de lastre. Aunque el FMI apuesta por una recuperación gradual, el crecimiento será algo más débil de lo que dijo en julio.
El Fondo no da en este momento cifras precisas, que presentará la semana próxima coincidiendo con la cita anual del organismo en Tokio. En julio vaticinó que el producto interior bruto (PIB) de la economía mundial se quedaría en un 3,5% en 2012 y en un 3,9% en 2013 por la recesión de la eurozona, que según aquellas previsiones registrará un crecimiento negativo del -0,3% este año y se recuperaría el próximo con un avance del 0,7%. Tres meses después, Europa sigue en el centro del debate, y hacia la crisis del euro es donde se concentra toda la carga a la hora de pedir una acción real y urgente por parte de sus dirigentes. “Los mercados quieren ver una aplicación coordinada, a múltiples jugadores jugando un partido”, ha insistido.
Lagarde reiteró su defensa por una unión bancaria “fuerte” y “efectiva”, y pide que se inicie “lo antes posible” para romper con el círculo vicioso que entre la crisis bancaria y de la deuda soberana. También dijo que no hay alternativa a las reformas estructurales y al ajuste fiscal, aunque admitió que la austeridad debe hacerse si amenazar el crecimiento. Y a renglón seguido dirigió el puntero hacia EE UU, por el bautizado como “abismo fiscal”.
El Congreso de EE UU acaba de entrar en receso sin llegar a un
acuerdo para elevar el techo de la deuda federal. No volverá al trabajo
hasta pasadas las elecciones presidenciales. Si antes de final de año no
se logra un arreglo, entrarán en vigor una serie de recortes
automáticos de gastos y de alzas de impuestos que amenazan con llevar a
la economía hacia una nueva recesión.
“La incertidumbre actual representa una seria amenaza para EE UU y para la economía global”. Alertó. Y aún si se resuelve este problema a tiempo con una acción que evite el taxmageddon, Lagarde insistió en la necesidad de que republicanos y demócratas se pongan de acuerdo en una fórmula que les permite “reducir la deuda de forma gradual en el medio plazo”.
Christine Lagarde concluyó diciendo que los dirigentes políticos en Europa y EE UU han hecho importantes promesas que deben cumplir para poder completar este complejo puzle. Tampoco dejó de citar la difícil situación del mercado laboral español, sobre todo entre los jóvenes, lo que tiene un "coste humano masivo". “La economía global sigue estando aún muy lejos de donde debería estar” aunque las piezas, remachó, están ya en su sitio, lo que permite entrever la imagen del rompecabazas. Pero para completarlo, añadió, “todas deben estar juntas”.
La directora gerente del FMI también hizo mención en su discurso a la desaceleración en los mercados emergentes, en los que hasta ahora se basaba la recuperación y que está mostrando sus vulnerabilidades tanto a nivel interno como externo. También a la tensión creciente en Oriente Medio, que podría minar la transición iniciada por la Primavera árabe.
Para el FMI, la prioridad sigue siendo Europa, pero en plena campaña electoral también hay un toque de intención a EE UU. “Necesitamos un repunte sostenido, no ir dando botes”, señaló la responsable del organismo financiero en el discurso previo a la cumbre de otoño, que este año se celebra en Tokio (Japón). “Si esta vez queremos que sea diferente, necesitamos certidumbre, no más incertidumbre”, remachó la dirigente en su llamamiento ante el Peterson Institute en Washington.
Lagarde, que el miércoles se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel, dio una vez más la bienvenida a las decisiones que en las últimas semanas adoptaron por el Banco Central Europeo, la Reserva Federal y el Banco Central de Japón. Pero la exministra francesa advierte de que la economía global sigue enfrentándose a riesgos y la incertidumbre política sigue haciendo de lastre. Aunque el FMI apuesta por una recuperación gradual, el crecimiento será algo más débil de lo que dijo en julio.
El Fondo no da en este momento cifras precisas, que presentará la semana próxima coincidiendo con la cita anual del organismo en Tokio. En julio vaticinó que el producto interior bruto (PIB) de la economía mundial se quedaría en un 3,5% en 2012 y en un 3,9% en 2013 por la recesión de la eurozona, que según aquellas previsiones registrará un crecimiento negativo del -0,3% este año y se recuperaría el próximo con un avance del 0,7%. Tres meses después, Europa sigue en el centro del debate, y hacia la crisis del euro es donde se concentra toda la carga a la hora de pedir una acción real y urgente por parte de sus dirigentes. “Los mercados quieren ver una aplicación coordinada, a múltiples jugadores jugando un partido”, ha insistido.
Lagarde reiteró su defensa por una unión bancaria “fuerte” y “efectiva”, y pide que se inicie “lo antes posible” para romper con el círculo vicioso que entre la crisis bancaria y de la deuda soberana. También dijo que no hay alternativa a las reformas estructurales y al ajuste fiscal, aunque admitió que la austeridad debe hacerse si amenazar el crecimiento. Y a renglón seguido dirigió el puntero hacia EE UU, por el bautizado como “abismo fiscal”.
Necesitamos un repunte sostenido, no simples rebotes. Es tiempo de ser diferentes"
Christine Lagarde, directora del FMI
“La incertidumbre actual representa una seria amenaza para EE UU y para la economía global”. Alertó. Y aún si se resuelve este problema a tiempo con una acción que evite el taxmageddon, Lagarde insistió en la necesidad de que republicanos y demócratas se pongan de acuerdo en una fórmula que les permite “reducir la deuda de forma gradual en el medio plazo”.
Christine Lagarde concluyó diciendo que los dirigentes políticos en Europa y EE UU han hecho importantes promesas que deben cumplir para poder completar este complejo puzle. Tampoco dejó de citar la difícil situación del mercado laboral español, sobre todo entre los jóvenes, lo que tiene un "coste humano masivo". “La economía global sigue estando aún muy lejos de donde debería estar” aunque las piezas, remachó, están ya en su sitio, lo que permite entrever la imagen del rompecabazas. Pero para completarlo, añadió, “todas deben estar juntas”.
La directora gerente del FMI también hizo mención en su discurso a la desaceleración en los mercados emergentes, en los que hasta ahora se basaba la recuperación y que está mostrando sus vulnerabilidades tanto a nivel interno como externo. También a la tensión creciente en Oriente Medio, que podría minar la transición iniciada por la Primavera árabe.
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