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La gran banca necesita 374.100 millones para cubrir futuras exigencias de capital
El desfase respecto al objetivo de 2019 se ha reducido un 23% en un año, según los supervisores
El 95% de las entidades cumple ya el requisito más básico, obligado a partir de 2015
Tras años de debates, la respuesta del G-20
a la crisis financiera de 2008, la reforma de las normas que regulan el
sector, está a punto de comenzar a recorrer una de sus principales vías
de actuación: la exigencia a la banca de mayores reservas de capital de
máxima calidad (acciones y reservas) para aumentar su capacidad de
encajar pérdidas y limitar, de forma indirecta, su apetito por
operaciones demasiado arriesgadas. Los nuevos requisitos empiezan a
aplicarse en 2013, pero el grupo de países ricos y emergentes aceptó
graduar la reforma, que solo estará a pleno rendimiento en 2019. Y,
según los supervisores, los principales bancos del mundo están aún a
374.100 millones de cumplir con los límites de capital fijados para
entonces.
Como norma general, la reforma obliga a elevar el ratio de capital del 2% al 7% de los activos ponderados por riesgo. El análisis publicado por el comité de Basilea, que reúne a los bancos centrales supervisores, diferencia entre los dos principales hitos de esta reforma gradual, que entra en vigor en apenas tres meses. Para la meta más cercana, alcanzar un ratio de capital del 4,5% antes de 2015, el centenar de grandes entidades analizado tiene los deberes casi hechos, con datos a cierre de 2011: un 95% cumple con este requisito, y al resto les falta por captar unos 11.900 millones de euros.
Pero si la mirada se eleva a la meta más distante, el ratio del 7% a finales de 2018, a muchos grandes bancos todavía les queda un buen trecho. Solo un 71% de las entidades cumplirá ya con este requisito más exigente. Y es aquí donde el desfase de capital se estira hasta 374.100 millones de euros. En estos cálculos se incluyen los recargos a una treintena de bancos sistémicos globales (como el Santander), aquellos que, por su dimensión, amenazarían la estabilidad de todo el sector si tienen problemas. En estos casos, el ratio exigible a finales de 2018 varía entre el 8% y el 9,5%.
El informe del comité de Basilea destaca que el desfase de capital respecto a lo que se exigiría al final de la reforma se ha reducido un 23% desde la última vez que se hizo este ejercicio de simulación, en junio de 2011. También, que la meta es alcanzable, ya que los beneficios después de impuestos de los grandes bancos rondaron, solo el año pasado, los 356.000 millones –constituir reservas con beneficios no distribuidos es la forma más directa de atesorar capital-.
El informe facilita un análisis general de la gran banca -entre ellas, dos entidades españolas, presumiblemente Santander y BBVA-, pero al no desagregar los resultados por entidades o nacionalidades, no permite calibrar hasta que punto esas conclusiones enmascaran problemas puntuales de falta de capital en algunos bancos.
El grado de cumplimiento también está condicionado por el calendario en el caso de los nuevos requisitos de liquidez. En este caso, las nuevas reglas obligan a los bancos a poseer activos que puedan venderse con facilidad en los mercados. En 2015, las entidades deberían tener activos muy líquidos (deuda pública y corporativa de la máxima calidad) que le permita cubrir la devaluación de otros títulos durante un periodo crítico de 30 días. Aquí las necesidades no cubiertas se valoran en 1,8 billones, aunque lograr estos activos es más fácil que captar capital. En 2019, los bancos también deben demostrar que tienen liquidez suficiente para cubrir la financiación de sus inversiones a largo plazo: el desfase estimado respecto a este requisito ronda los tres billones.
Como norma general, la reforma obliga a elevar el ratio de capital del 2% al 7% de los activos ponderados por riesgo. El análisis publicado por el comité de Basilea, que reúne a los bancos centrales supervisores, diferencia entre los dos principales hitos de esta reforma gradual, que entra en vigor en apenas tres meses. Para la meta más cercana, alcanzar un ratio de capital del 4,5% antes de 2015, el centenar de grandes entidades analizado tiene los deberes casi hechos, con datos a cierre de 2011: un 95% cumple con este requisito, y al resto les falta por captar unos 11.900 millones de euros.
Pero si la mirada se eleva a la meta más distante, el ratio del 7% a finales de 2018, a muchos grandes bancos todavía les queda un buen trecho. Solo un 71% de las entidades cumplirá ya con este requisito más exigente. Y es aquí donde el desfase de capital se estira hasta 374.100 millones de euros. En estos cálculos se incluyen los recargos a una treintena de bancos sistémicos globales (como el Santander), aquellos que, por su dimensión, amenazarían la estabilidad de todo el sector si tienen problemas. En estos casos, el ratio exigible a finales de 2018 varía entre el 8% y el 9,5%.
El informe del comité de Basilea destaca que el desfase de capital respecto a lo que se exigiría al final de la reforma se ha reducido un 23% desde la última vez que se hizo este ejercicio de simulación, en junio de 2011. También, que la meta es alcanzable, ya que los beneficios después de impuestos de los grandes bancos rondaron, solo el año pasado, los 356.000 millones –constituir reservas con beneficios no distribuidos es la forma más directa de atesorar capital-.
El informe facilita un análisis general de la gran banca -entre ellas, dos entidades españolas, presumiblemente Santander y BBVA-, pero al no desagregar los resultados por entidades o nacionalidades, no permite calibrar hasta que punto esas conclusiones enmascaran problemas puntuales de falta de capital en algunos bancos.
El grado de cumplimiento también está condicionado por el calendario en el caso de los nuevos requisitos de liquidez. En este caso, las nuevas reglas obligan a los bancos a poseer activos que puedan venderse con facilidad en los mercados. En 2015, las entidades deberían tener activos muy líquidos (deuda pública y corporativa de la máxima calidad) que le permita cubrir la devaluación de otros títulos durante un periodo crítico de 30 días. Aquí las necesidades no cubiertas se valoran en 1,8 billones, aunque lograr estos activos es más fácil que captar capital. En 2019, los bancos también deben demostrar que tienen liquidez suficiente para cubrir la financiación de sus inversiones a largo plazo: el desfase estimado respecto a este requisito ronda los tres billones.
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