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Guindos se compromete en el Eurogrupo a anunciar más reformas este mes
Juncker responde al anuncio pidiendo medidas adiciones para garantizar el déficit en 2012
El FMI destaca que España ha hecho ajustes de calado y que seguirá haciéndolos
El ministro se ha ausentado unos minutos de la reunión al sentirse indispuesto
España ha anunciado hoy un nuevo plan nacional de reformas
(y es difícil no perder la cuenta sobre el número de ese tipo de planes
que Madrid ha presentado a sus socios desde junio de 2010, incluso
desde la llegada del PP a La Moncloa), pero el Eurogrupo exige
nuevos ajustes en el hipotético caso —o no tan hipotético— de que
Madrid no cumpla con sus objetivos de déficit. El matiz es importante:
las reformas son, en principio, medidas menos dolorosas, destinadas a
mejorar el potencial de crecimiento; los recortes implican cortar por lo
sano: menos gasto o nuevas subidas de impuestos.
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, acaba de prometer en Nicosia, la capital de Chipre, un número no especificado de reformas “para apuntalar el crecimiento y la competitividad”, que no ha querido concretar. Minutos antes, Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, ha asegurado que en la reunión informal con los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, Guindos se ha comprometido a incluir “medidas adicionales si es necesario”. Esto es, nuevos ajustes ante la constatación de que España tiene muy cuesta arriba cumplir con la meta de déficit del 6,3% del PIB para este año. Todo eso se producirá en el marco de los Presupuestos de 2013, que se presentarán el próximo 27 de septiembre.
Con ese anuncio acerca del enésimo plan nacional de reformas el Gobierno no hace nada más que tratar de cumplir con las condiciones incluidas en los procedimientos de déficit excesivo y en el semestre europeo, que incluyen todo tipo de medidas y son condición sine qua non para acceder a los fondos relativos al rescate bancario. El Ejecutivo pretende poner negro sobre blanco, y con un calendario explícito, los deberes que impuso en su día Bruselas: reforma energética (que supondrá abordar la tarifa eléctrica, con un déficit desbocado que se acerca a los 25.000 millones), las pensiones (adecuando la esperanza de vida a la edad jubilación) y la creación de la nueva oficina fiscal independiente. Bruselas pide también ahondar en la reforma laboral y eliminar barreras en colegios profesionales y demás liberalizaciones (lo único que se ha hecho hasta ahora en ese aspecto es la liberalización comercial), además de un cambio en el sistema impositivo más favorable al crecimiento.
Pero no solo eso. El Eurogrupo quiere un compromiso explícito para poner en marcha nuevos y dolorosos ajustes que garanticen el cumplimiento del déficit. Fuentes de la Comisión barajan tres tipos de medidas. Uno: recorte de pensiones (que se puede abordar de varias maneras: fijar una subida de apenas el 1% pero a la vez no revalorizar las pensiones con la inflación, lo que supondría una pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas pero un gran ahorro para las arcas públicas). Dos: medias relacionados con el estatuto laboral de los funcionarios. Y tres: recortes relacionados con el desempleo. Todas ellas son muy, muy dolorosas y tendrían un coste político importante para el Ejecutivo, atenazado por la cercanía de las elecciones autonómicas en País Vasco y Galicia y las solicitudes de sus socios.
Según Guindos, que tuvo que abandonar la reunión del Eurogrupo durante unos minutos por un problema de salud, no se ha abordado la posibilidad de un segundo rescate para España. Pero esa posibilidad está en boca de todos los ministros presentes en Nicosia. Holanda y Alemania, además, advierten de que si eso se produce habrá más condiciones para España, que sostiene que es suficiente con las del primer rescate y un calendario estricto.
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, acaba de prometer en Nicosia, la capital de Chipre, un número no especificado de reformas “para apuntalar el crecimiento y la competitividad”, que no ha querido concretar. Minutos antes, Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, ha asegurado que en la reunión informal con los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, Guindos se ha comprometido a incluir “medidas adicionales si es necesario”. Esto es, nuevos ajustes ante la constatación de que España tiene muy cuesta arriba cumplir con la meta de déficit del 6,3% del PIB para este año. Todo eso se producirá en el marco de los Presupuestos de 2013, que se presentarán el próximo 27 de septiembre.
Con ese anuncio acerca del enésimo plan nacional de reformas el Gobierno no hace nada más que tratar de cumplir con las condiciones incluidas en los procedimientos de déficit excesivo y en el semestre europeo, que incluyen todo tipo de medidas y son condición sine qua non para acceder a los fondos relativos al rescate bancario. El Ejecutivo pretende poner negro sobre blanco, y con un calendario explícito, los deberes que impuso en su día Bruselas: reforma energética (que supondrá abordar la tarifa eléctrica, con un déficit desbocado que se acerca a los 25.000 millones), las pensiones (adecuando la esperanza de vida a la edad jubilación) y la creación de la nueva oficina fiscal independiente. Bruselas pide también ahondar en la reforma laboral y eliminar barreras en colegios profesionales y demás liberalizaciones (lo único que se ha hecho hasta ahora en ese aspecto es la liberalización comercial), además de un cambio en el sistema impositivo más favorable al crecimiento.
Pero no solo eso. El Eurogrupo quiere un compromiso explícito para poner en marcha nuevos y dolorosos ajustes que garanticen el cumplimiento del déficit. Fuentes de la Comisión barajan tres tipos de medidas. Uno: recorte de pensiones (que se puede abordar de varias maneras: fijar una subida de apenas el 1% pero a la vez no revalorizar las pensiones con la inflación, lo que supondría una pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas pero un gran ahorro para las arcas públicas). Dos: medias relacionados con el estatuto laboral de los funcionarios. Y tres: recortes relacionados con el desempleo. Todas ellas son muy, muy dolorosas y tendrían un coste político importante para el Ejecutivo, atenazado por la cercanía de las elecciones autonómicas en País Vasco y Galicia y las solicitudes de sus socios.
Según Guindos, que tuvo que abandonar la reunión del Eurogrupo durante unos minutos por un problema de salud, no se ha abordado la posibilidad de un segundo rescate para España. Pero esa posibilidad está en boca de todos los ministros presentes en Nicosia. Holanda y Alemania, además, advierten de que si eso se produce habrá más condiciones para España, que sostiene que es suficiente con las del primer rescate y un calendario estricto.
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